Cultura

Juan O’Gorman en el MUCA: la roca tan presente

La ecología debe ir precedida de una nueva “ontología de la materia” que la experimente como algo vivo.

Byung Chul-Han

“He tomado las placas de roca por lienzo, porque ya no me basta con observar la naturaleza”. DETALLE DE OBRA DE PEÑALTA
“He tomado las placas de roca por lienzo, porque ya no me basta con observar la naturaleza”. DETALLE DE OBRA DE PEÑALTA

La exposición Todo O’Gorman Juan O’Gorman en el Museo Universitario de Ciencias y Arte de la UNAM (MUCA), curada por la maestra Adriana Sandoval, aborda diferentes ámbitos de la vida y obra del artista y arquitecto mexicano. Uno de ellos es la presencia del elemento pétreo. O’Gorman encontró en las rocas una singular e innovadora forma de expresarse no sólo como artista plástico, sino también como arquitecto.

En la plástica, en particular en el mural Representación histórica de la cultura de la Biblioteca Central de la UNAM, este artista se vale del color original de cada una de las rocas (excepto el azul) recolectadas desde diferentes regiones de nuestro país y las integra a sus enormes bocetos, de forma tal que las “pinceladas” con las que dio color a ese icónico mural, y a muchos otros, provienen de coloraciones que surgieron desde tiempos remotos.

Así, intocadas en su coloración, las rocas hacen las veces de pigmentos que utiliza para dar vida a sus llamados petromurales. Esta propuesta conlleva retos, limitaciones y complejidad, pero al mismo tiempo revela en su autor una forma de valoración y respeto por la naturaleza en su estado original. La intervención y creatividad de O’Gorman se acentúan al momento de determinar la ubicación y la disposición de cada roca para darle vida y color a la obra.

Pero O’Gorman no se detuvo ahí. En su etapa orgánica como arquitecto, integró y armonizó su propuesta con las caprichosas formas naturales de los pedregales de San Ángel al construir la Casa Cueva, hoy desaparecida, pero magistralmente reconstruida en una maqueta creada por el arquitecto Javier Senosiain, y que, por cierto, también se puede apreciar en esta exposición.

Cuando recibí una llamada de la maestra Sandoval, directora de la Fundación Espacio Nancarrow O’Gorman, invitándome a participar en esta exposición con tres de mis obras, una de ellas de gran formato, me dio un gusto enorme y no es para menos: son muchas las conexiones que surgen de mi propuesta creativa como artista plástico con la obra de O’Gorman. En primer lugar, la profunda identificación con la naturaleza y particularmente con las rocas, que no son sino “los huesos de la tierra”, como les llama mi amigo Julio Caballero, del Museo de Geología de la UNAM.

Por mi parte, he tomado las placas de roca por lienzo, porque ya no me basta con observar la naturaleza, quiero ir más allá. Quiero expresarme junto con ella de forma armónica. Hurgar con mis pinceles sobre las entrañas de la roca misma para liberar a los personajes ahí atrapados desde tiempos ancestrales y contar sus historias. Ya no es mi creación, es nuestra creación, mía y de la naturaleza. Así como O’Gorman respetó el colorido original de las rocas en sus murales y se adaptó a las formas pedregosas de la Casa Cueva, así yo, al expresarme como artista, respeto las vetas y tonalidades milenarias que nos muestran las entrañas de la roca en sus cortes. Ya no tengo ante mí un lienzo en blanco para pintar lo que me venga en gana, como tampoco O’Gorman tuvo en su arquitectura orgánica un terreno plano para diseñar una casa a su antojo y discreción. Antes, y ahora más que nunca, debemos respetar los condicionamientos impuestos por nuestro entorno natural, no sólo en el arte, sino en todas las disciplinas desplegadas por el ser humano.

En estos tiempos resulta especialmente gratificante y tranquilizador contemplar las rocas, admirarlas y apreciar la certeza que nos da su existencia milenaria. Hurgar y experimentar sobre ellas de manera armónica, porque son la naturaleza misma en su forma más perenne, con interminables historias que contarnos. En esta tempestad de realidad virtual e inteligencia artificial, y de exponenciales cambios tecnológicos, surge una necesidad de acercarnos e intimar con la naturaleza, y más aún con las rocas, como su manifestación más remota.

Es además un honor mostrar mi obra en este homenaje a O’Gorman y junto con la de artistas contemporáneos de gran calado que también fueron invitados a participar en esta exposición. La vocación pétrea de la UNAM, sus jardines de roca volcánica, su proximidad con la propia Facultad de Arquitectura y su vista al mural de la Biblioteca Central convierten al MUCA en el recinto cultural idóneo para albergar esta muestra, que estará abierta al público hasta el 5 de abril, de martes a sábado, de 10 de la mañana a seis de la tarde.

Su curadora, Adriana Sandoval, refiere que el recorrido de esta exposición se inicia con la vista del mural de la Biblioteca Central. Vaya manera de iniciar el recorrido.

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Peñalta
  • Peñalta
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  • Peñalta (Alan de Rosenzweig) es un artista plástico, creador de la petrovitapintura.
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