En este año jubilar que ha convocado la Iglesia Católica, me parece interesante destacar algunos puntos del discurso del papa León XIV a los gobernantes y administradores, que se reunieron en el Vaticano procedentes de 68 países. Las palabras del pontífice se dirigían especialmente a los presidentes de las instituciones parlamentarias.
Ante todo recuerda al Papa Pío XI que afirmaba que “la política ha sido definida acertadamente como ‘la forma más elevada de la caridad’”. Y añadía, ahora recordando a Francisco, que “si consideramos el servicio que la vida política presta a la sociedad y al bien común, puede considerarse verdaderamente un acto de amor cristiano, que nunca es simplemente una teoría, sino siempre un signo concreto y un testimonio de la constante preocupación de Dios por el bien de nuestra familia humana”.
Proponía tres reflexiones: Primero la responsabilidad de los políticos de promover y proteger el bien común “defendiendo especialmente a los vulnerables y marginados”. La segunda se refería a la libertad y al diálogo interreligioso, señalando que “la vida política puede lograr mucho favoreciendo las condiciones para que exista una auténtica libertad religiosa y se desarrolle un encuentro respetuoso y constructivo entre las diferentes comunidades religiosas”. La tercera consideración la daba sobre el tema de la inteligencia artificial, de la que aseguraba que se trata de “un desarrollo que sin duda será de gran ayuda para la sociedad, siempre y cuando su uso no afecte a la identidad y la dignidad de la persona humana y sus libertades fundamentales”.
En este último punto añadía un párrafo que me parece particularmente importante, en el que volvía a recordar al papa Francisco: “Nuestra vida personal tiene más valor que cualquier algoritmo, y las relaciones sociales requieren espacios humanos muy superiores a los esquemas limitados que cualquier máquina sin alma puede preconfigurar. No olvidemos que, a pesar de ser capaz de almacenar millones de datos y ofrecer en pocos segundos respuestas a muchas preguntas, la inteligencia artificial sigue teniendo una ‘memoria’ estática, que no es en absoluto comparable a la de los hombres y las mujeres, que es creativa, dinámica, generativa, capaz de unir el pasado, el presente y el futuro en una búsqueda viva y fecunda de sentido, con todas las implicaciones éticas y existenciales que esto conlleva”.
Estas tres consideraciones que proponía León XIV a los políticos, creo que merecen una reflexión también de parte de todos los ciudadanos, en cuanto que todos estamos llamados a participar en la búsqueda del bien común.