Las personas físicas y las empresas tenemos la alternativa de adelantar nuestro consumo endeudándonos. Pero al menos para las personas físicas calculamos nuestro adelanto del consumo y su consecuente deuda a partir del ciclo de nuestra vida. No es el caso para las entidades nacionales y subnacionales que pueden dejar sus compromisos de deuda al siguiente presidente, gobernador o presidente municipal. Este fenómeno ata las manos de los gobernantes en turno, que tienen muchas veces que enfrentar que la gran mayoría de su presupuesto es para pagar deuda, limitándolos al extremo de que no les queda margen para realizar obras.
Para el caso de los municipios, en éstos se encuentran deudas de acreedores privados como son los bancos a los que les tienen que pagar, o acreedores públicos como son Conagua, a quien tienen que pagarle por concepto de derechos y aprovechamiento de aguas nacionales, y que suman en su conjunto miles de millones de pesos. Lo mismo sucede con las deudas a la CFE.
Pues bien. Las alternativas ante los hallazgos de deudas de los alcaldes entrantes son el incumplimiento de la deuda con Conagua y CFE para darles algo de margen de maniobra en acciones de servicio e infraestructura, mientras que la deuda se va acumulando para dar paso a condonaciones cíclicas de las paraestatales.
El problema, sin embargo, es que las acciones de Conagua en el ámbito de apoyo a la infraestructura municipal se supeditan a que los municipios estén al corriente con sus pagos, lo cual dificulta aún más los progresos de las entidades en materia del vital líquido.
En conclusión, la deuda heredada provoca condonaciones de ésta por parte de las paraestatales e imposibilita el desarrollo de los municipios. Es urgente legislar para que la deuda municipal se supedite a solamente el periodo de administración del alcalde y se dedique en su mayor parte a inversiones productivas, no al embellecimiento de calles.
@PatyArmendariz