Rodolfo Márquez Pérez, El Fofo, es muy repudiado socialmente y razones sobran. Un influencer que se la pasaba presumiendo su dinero, autodenominándose poderoso e intocable; hacía de sus excesos, espectáculo. Ganaba dinero en redes denostando a la gente, particularmente a mujeres y personas de escasos recursos, presumiendo que es boxeador y que golpea a quien le moleste.
Es muy entendible que en la opinión pública muchas personas celebren la sentencia de 17 años de prisión por tentativa de feminicidio que acaba de recibir por una serie de golpes que le propinó a una mujer en un estacionamiento.
Sin embargo, más allá del linchamiento mediático, creo que es importante dar el debate jurídico: ¿Fofo Márquez cometió el delito de lesiones o tentativa de feminicidio?
Intentaré hacerlo de manera simple, renunciando en lo posible al lenguaje legaloide que con tanta frecuencia confunde a todo mundo.
Empecemos por un principio general del derecho penal: la sanción debe ser proporcional al daño causado. En este sentido matar a alguien evidentemente es un daño mayor que lesionarlo.
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre lesiones y tentativa de feminicidio? Lo que se está protegiendo y la intención del agresor.
En las lesiones se protege la integridad física y mental. En el homicidio y el feminicidio la vida. Un ejemplo: como resultado de los golpes se daña un órgano vital o la victima pierde tanta sangre que su vida se puso en riesgo.
He oído comentarios del tipo: “Es que si le hubiera seguido la mata”. Es posible, pero en derecho se juzgan los hechos y son los dictámenes médicos los que debieron valorar si los golpes recibidos pusieron en riesgo la vida de la víctima. Me parece que no es así.
Otro principio del derecho penal es que se basa en las pruebas. En este sentido, el grado de tentativa es muy difícil de probar porque se tiene que acreditar la intención del acusado y tratándose de feminicidio el asunto se complica más, porque se tiene que probar que la intención de cometer el delito está vinculada a razones de género.
Un argumento recurrente es que Fofo Márquez es hombre y evidentemente más fuerte que ella, que le pegó estando ella en el suelo y que sabe box. Es cierto y todas esas ventajas son agravantes previstas en el delito de lesiones.
Por otro lado, hay quienes opinan que seguramente Fofo Márquez debe muchas y ya con esta sentencia las paga todas. Eso no lo sabemos. Quizá hasta saldría debiendo, pero conforme al estado de derecho y la certeza jurídica hay que probar y juzgar cada delito.
Es cierto que en sus múltiples videos confiesa otros crímenes que deben de ser investigados y también se deben realizar dictámenes periciales de su estado mental. Más allá del debate social sobre los valores que debió aprender de su familia, sus conductas deben también analizarse desde la psicología y psiquiatría forense. Es público que Rodolfo Márquez llegó a fingir su propia muerte, además de realizar videos en los que exhibía el maltrato que ejercía con sus animales o entrevistas donde refería que nada le daba tristeza, y constantes autorreferencias desapegadas de la realidad en las que decía por ejemplo: “O sea, neta, soy Dios. Conmigo nadie se puede comparar. No hay ser humano más perfecto que yo”.
Este tipo de referencias llegaron al extremo cuando con coches de lujo bloqueó el tránsito en el puente Matute Remus en Guadalajara y se grabó diciendo: “La gente está molesta, pero deben de entender que llegó el rey de México aquí”.
El caso de Fofo Márquez puede ser ejemplo de “castigo ejemplar”, pero sería más importante que el ojo público sirviera para que su caso fuera ejemplo de legalidad.
