Bajo el fuego epidemiológico intermitente por la cuarta ola y la variante ómicron de la pandemia por covid-19, que es una tragedia para la humanidad, recibiremos el año 2022.
Se cumplirá un bienio de la aparición de los primeros casos de coronavirus, al que le siguieron los contagios, el confinamiento, la desgracia por las miles de vidas perdidas y los daños a la macro y microeconomía.
Sin embargo, la prolongación pandémica con la variante ómicron nos pondrá nuevamente a prueba; en países de Europa no bajan la guardia y en Estados Unidos se preparan para lo peor.
En materia de salud no podemos cantar victoria, ni como personas en lo individual ni como sociedad, lo que obliga a los gobiernos a adoptar más medidas preventivas, tanto en salud como sociales y económicas.
Diferentes expertos en diversos ámbitos han insistido que solo en materia económica no bastarán dos años, ni un lustro y quizás se requiera de una década para recuperar lo perdido.
Es por esta razón que los gobiernos, los ciudadanos, las familias, los sectores que forman parte de una sociedad como la poblana, debemos dar muestra de que hemos cambiado.
Como sociedad que hemos vivido en carne propia el sufrimiento por la pandemia, deberíamos renovarnos y ver la vida de otra manera, con otra dimensión como les ocurre a las personas que padecieron la enfermedad y lograron sobrevivir.
Los gobernantes, legisladores, dueños de empresas, líderes religiosos, servidores públicos, personal de salud, dirigentes sociales, periodistas, artistas, cantantes, entre muchos más, estamos obligados a ser diferentes.
Un pueblo y una sociedad lastimada por la tragedia sanitaria ya no aguanta más un gobierno y políticos corruptos, empresarios rapaces, prestadores de servicios con contratos leoninos, policías y jueces tranzas, caciques matones y terratenientes, legisladores vividores, comerciantes voraces, banqueros insaciables, agentes viales ladrones, alcaldes hampones...
Reactivar la economía y recuperarnos en todos los sentidos requiere de un esfuerzo de todos los integrantes de la sociedad; sin ésta disposición y una prolongación de la epidemia por la agresividad de la variante ómicron, la tragedia en 2022 puede ser mayúscula y se haría un año de pares en pesares.
Pablo Ruiz