La actividad económica regional se ve afectada por la contingencia sanitaria por la fase dos del protocolo para hacer frente al Covid-19, y de inmediato una de las industrias que ya reciente es la turística, como ya se refleja en los sectores hotelero y restaurantero.
Pero al paralizarse todo el sector educativo, tanto público como privado, la economía doméstica será afectada de manera severa porque durante cuatro semanas, hasta el 20 de abril, los alumnos no acudirán a las aulas.
Es en estas circunstancias de emergencia de salud pública que los gobiernos estatal y municipal deben anunciar un plan de apoyo a las millares de unidades económicas, principalmente las pequeñas y medianas empresas del estado.
Declarada como una pandemia por la organización mundial de la salud, el gobierno estatal y los ayuntamientos no deben presentar un plan de apoyo a los miles de negocios porque el tiempo de recuperación será muy lento.
Con el surgimiento de casos de coronavirus, las autoridades gubernamentales están sometidas a una doble prueba, primero respecto a su capacidad de respuesta con la infraestructura con la que cuenta el sector salud, y el plan para evitar un desplome a la economía, que hoy está estancada.
Previo a la llegada de Covid-19 a México, la economía nacional mostraba signos de estancamiento, las previsiones de crecimiento volvieron a ubicarse a la baja, y el panorama se agravó con la caída de los precios internacionales del petróleo.
La entidad, obviamente, no está aislada del entorno nacional y el principal motor de la economía, el sector manufacturero, enfrenta serias dificultades por la caída constante en la producción por las bajas ventas en el mercado nacional y en el extranjero.
El gabinete económico estatal, en el hipotético caso de que existiera, debería lanzar un plan de emergencia porque la economía terminará muy golpeadas en el primer semestre.