Lo ocurrido el viernes pasado, en la votación individual y secreta en urnas de los trabajadores de Volkswagen, es la mejor expresión de la democracia sindical en el México obrero del siglo XXI.
El ejercicio democrático se le debe a la reforma laboral, en el capítulo de democracia sindical, alentada por una de las más influyentes centrales obreras de EU (AFL-CIO) como parte de los acuerdos del T-MEC
Los 6 mil 867 trabajadores sindicalizados de la planta armadora acudieron el viernes a ejercer su derecho a votar en urnas, si aceptaban o rechazaban el convenio de revisión salarial y contractual.
Votaron 4 mil 835 sindicalizados de los respectivos turnos; de estos, un solo voto fue anulado, resultando válidos 4 mil 834 , de estos, 2 mil 586 rechazaron el convenio y 2 mil 248 por aceptarlo.
Dicho de otra manera, por una diferencia de 338 sufragios, los sindicalizados le dijeron “no” a sus dirigentes y rechazaron un aumento de 9% directo al salario y 2% en prestaciones, más las cláusulas aprobadas del contrato colectivo.
La decisión a boca de urna sustituye el método anterior de consulta para decidir si aceptaban la propuesta patronal o estallaba la huelga, decisiones que tomaban en asambleas divisionales a mano alzada o por el comité de huelga.
Tanto directivos de la firma alemana como los dirigentes del sindicato independiente de trabajadores daban por hecho el voto aprobatorio de los trabajadores.
También en las esferas gubernamentales, tanto federales como locales, dan por hecho el voto a favor y consideraban la votación como un simple trámite.
Empero, la democracia sindical, con el libre ejercicio en el sentido de los votos, demostró que la base trabajadora tiene otra visión de la realidad salarial y contractual en la planta automotriz.
La decisión de la mayoría es un rechazo implícito a la oferta patronal, los obligar a presentar una nueva oferta salarial y contractual, y ésta, nuevamente sometida a otra votación.
Si la empresa VW no presenta una propuesta de aumento salarial mayor, es inminente la huelga el 18 de agosto; lo menos que pueden acordar las partes es una prórroga al estallamiento, siempre y cuando esté sobre la mesa un nuevo ofrecimiento patronal.
La dirigencia sindical ya tiene un mandato de la mayoría, no poder revertirla, y debe ser consecuente para abanderar la postura del sindicato.
Pablo Ruiz