El candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, ya le puso calificativo a la que considera, será la oposición a su gobierno: “conservadores”.
Todavía no ha sido electo ni es presidente de la República, y López Obrador ya optó por la ruta del dictador sandinista de Nicaragua, Daniel Ortega, y del venezolano, Nicolás Maduro.
En Centroamérica, Daniel Ortega se apropió de la figura de César Augusto Sandino, y a nombre de él, se ha reelegido y reprimido a la oposición universitaria, acusando a los jóvenes de conservadores, por oponerse a la reforma al sistema de seguridad social.
Lo mismo ocurrió en la nación sudamericana, Venezuela, donde a nombre de la “revolución bolivariana” y el legado del Libertador de América, Simón Bolívar, Hugo Chávez y Manuel Maduro arrasaron con la oposición, atacando la libertad de expresión y al sector privado.
López Obrador ha invocado a figuras como las de Benito Juárez, compararse con él y con otros héroes nacionales como José María Morelos, Francisco I. Madero, lo que ya asusta.
Solo el autoritarismo de gobiernos como los de Daniel Ortega, Hugo Chávez y Nicolás Maduro pueden expresarse así de la oposición a sus gobiernos, con la descalificación de “conservadores”, argumentos suficientes, pareciera, para combatirlos y destruirlos desde el gobierno.
Intelectuales nicaragüenses como el poeta Ernesto Cardenal y el escritor Sergio Ramírez (Premio Cervantes 2017), sandinistas opositores a la dictadura de Daniel y su esposa la “poeta”, han sido perseguidos de la forma más brutal por el régimen.
Una sentencia similar ha lanzado López Obrador en contra de intelectuales mexicanos como el historiador y escritor Enrique Krauze, por el simple hecho de criticar y no compartir la política populista del candidato presidencial de Morena.
Frente al odio de AMLO contra los intelectuales críticos como Krauze, y los elogios a las cantantes Belinda y a Margarita “La Diosa de la Cumbia” (artista de cabecera del góber precioso Mario Marín), es muy previsible la calidad y nivel del gobierno de la república por venir.