Hoy permanece la incertidumbre respecto a cuál será el rumbo de la infección viral; algunos prefieren pensar que la epidemia está a punto de terminar; otros creen que estamos al borde de iniciar una “tercera ola” de casos.
El tema de la vacunación es totalmente confuso para la comunidad médica y, más aun, para la población.
Nadie sabe a ciencia cierta cuándo será vacunado o cual es la vacuna más efectiva.
Mientras tanto, aparecen en consultorio y en hospitales, enfermos que dicen tener malestares que antes del COVID no tenían; es decir, estos pacientes sufrieron de la enfermedad por coronavirus y de alguna u otra forma se curaron; sin embargo, ahora regresan con el médico por presentar descontrol del azúcar sanguínea, presión arterial alta, depresión, ansiedad, insomnio, dificultad para el ejercicio, y flebitis en las piernas, entre otros malestares. E
s importante hacer hincapié en que estos síntomas y signos no los presentaba el paciente antes del COVID; por eso, hoy están siendo estudiados y encasillados en algo denominado como Síndrome Post-COVID-19.
Los que más resaltan en la práctica clínica son los descontroles de la presión arterial y diabetes; además de los que tienen que ver con ansiedad y depresión o fatiga.
Es difícil saber hasta cuando durarán estos trastornos asociados a la infección.
Peor aún, desconocemos si aparecerán otro tipo de problemas en el futuro próximo; o tal vez la población desarrolle su propia inmunidad natural contra la infección.
En fin, lo que sí es una realidad, es la presencia en hospitales y consultorio de un nuevo grupo de enfermedades, quizá ya conocidas, pero que ahora están asociadas al hecho de haber padecido previamente infección por COVID.
Los médicos estamos aprendiendo a reconocer y tratar estas patologías en este contexto.
