En 1502 Cristóbal Colón llegó a las llamadas ahora islas Bay, cerca de Honduras.
Mientras estuvo con los lugareños Mayas, fue el primer europeo que entró en contacto con los granos de cacao.
Describió el encuentro:
“Muchas de esas almendras de la Nueva España se usan como dinero; parecían tener en gran estima esas almendras, pues cuando una de ellas se caía, todos se detenían para recogerla, como si se les hubiera caído un ojo”.
Lo que Colón llamó almendras, en realidad eran granos de cacao.
Colón llevó algunas vainas al rey Fernando de España y esa fue la primera planta con cafeína que llegó a Europa.
La primera aparición documentada del chocolate en España ocurrió en 1544, cuando una delegación de frailes dominicanos, acompañados de sacerdotes mayas, llevaron como regalo al príncipe Felipe, vasijas llenas de chocolate.
Pero fue a Carlos V, a quien se le atribuye la idea de mezclar el cacao con azúcar, obteniendo una agradable bebida de chocolate.
Al principio, se bebía fría, como lo hacían los mayas, hasta que a algún español se le ocurrió servirlo caliente; de ahí en adelante, se convirtió en una de las bebidas estimulantes más famosas de España, para posteriormente difundir su uso por toda Europa.
El poder energético del chocolate se debe al contenido de cafeína y teobromina; entre más espeso es el chocolate, más vigor presenta el consumidor.
El chocolate se usó como bebida estimulante para los sacerdotes que mantenían ayunos prolongados.
Se puso de moda como una bebida deliciosa para acompañar las mañanas frías; fueron las mujeres españolas quienes más disfrutaron de los placeres del cacao y de todos los secretos del chocolate.
Hasta hoy, el chocolate es una de las bebidas energizantes, y más saludables, en todo el mundo.