La Abstención Activa, eso fue lo que dicen varios escépticos y opositores al régimen, ganó este domingo en la Consulta de Revocación de mandato del Presidente López Obrador, como una expresión de descontento ante un ejercicio que se percibió como pervertido, cuando debió ser uno de los grandes momentos de la democracia y la participación ciudadana.
En esa abstención aparentemente coincidieron o al menos la consintieron por desinterés, cerca de 76 millones 320 mil 580 personas que no acudieron a la cita con las urnas este 10 de abril y si bien en los análisis desde la trinchera morenista pueden festejar que más de 15 millones 159 mil personas hayan acudido a apoyar al presidente, no pueden auto engañarse ignorando las argucias que emplearon para mover a muchas de esas personas el día de la jornada, tampoco minimizar que al menos faltaron otros 15 millones de personas que no se dispusieron a entrar en el juego. A su favor pueden argumentar que no se trató de una elección constitucional y hubo muchas menos casillas, tienen una buena base, pero deberían preguntarse seriamente ¿qué pasó?
En la contraparte, tampoco hay mucho que festejar, el argumento de no prestarse al juego del Presidente para alimentar su ego, como se dijo; con los datos que arrojó el ejercicio, dejan ver que hay un mandatario que sigue teniendo una gran aceptación y potencia movilizadora, como nadie más en este momento y para vencer sus acciones y a sus candidatos en las contiendas por venir, necesitan una gran oferta, considerando que decenas de millones fueron capaces de apreciar lo innecesario y mantenerse al margen, con el razonamiento que fuera. Siendo optimistas y proactivos, les queda claramente el reto de encontrar la forma de captar la atención y la confianza de la mayor cantidad de quienes se abstuvieron y encontrar a las personas capaces de ello.
La consulta revocatoria dejó ver que en el Estado de México poco más de un millón 750 mil personas expresaron su apoyo al presidente y su movimiento; una base también significativa, pero alejada de los más de 4.3 millones que votaron por él en el 2018, con las ya sabidas peculiaridades de este momento. Más de 10 millones 279 mil mexiquenses se abstuvieron de participar y muchas de esas personas necesitan buenos elementos para tomar decisiones en la próxima elección de gobernador en 2023.
Ojalá que la Abstinencia Activa active la autocrítica en el mandatario y su grupo -que hasta ahora poco de eso muestran- para que reflexionen no solamente en sus estrategias de movilización, cooptación y coacción, sino en los resultados que faltan, su actitud frente a la ley y la forma de aprovechar el tiempo que resta del sexenio. Ojalá sirviera para entrar a resolver temas de urgencia y desterrar los distractores.
Ojalá también se active y crezca en los opositores el ingenio, visión y asertividad para consolidar una oferta política competitiva y confiable, capaz de superar la animadversión vigente hacia la política y sus protagonistas. Ojalá que en la ciudadanía se mantenga activa no solo la capacidad de coincidir en la inacción, sino en la exigencia, información y evaluación de resultados.
Óscar Glenn
@OscarGlenn