Llegamos este domingo al tercer debate presidencial, a la antesala del que será encuentro final entre Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum y Jorge Álvarez Máynez: las elecciones del domingo 2 de junio.
Este debate, tedioso en su formato, ha sido el último diálogo entre los aspirantes a gobernar el país, crucial para que aquellos compartieran a los ciudadanos sus proyectos, alternativas de gobierno, pero sobre todo para conectar y mostrar que tienen la estatura de miras para gobernar el país durante los siguientes seis años.
Los cuatro temas se prestaron para hacer de este debate el más difícil de los tres que tuvieron las candidatas y el candidato: política social, inseguridad y crimen organizado, migración y política exterior y, por último, democracia, pluralismo y división de poderes. Todos, decíamos, temas sensibles y cercanos en los hechos, en las noticias, en las imágenes y así, en la polémica.
Fue la última oportunidad real de Xóchitl, a dos semanas, para golpear con efectividad a su contrincante de Morena. Así que, de haberla perdido, perdió bastante. Y Claudia aprovechó para mantener, además de la cordura, la distancia.
Sin duda, el ejercicio permitió que quedara a la vista la diferencia opuesta de proyectos, especialmente en el capítulo de la inseguridad.
En tanto, Jorge Álvarez Máynez aprovechó para transitar —evitando la utilización de cárteles— con la mayor cantidad de propuestas, al ser marginado de los ataques por parte de ambas contrincantes y, sin embargo, el zacatecano aprovechó para repartir dardos tanto a Gálvez como a Sheinbaum, en ánimo seguramente de mostrar independencia como defensa ante ese figura cual ‘esquirol’ de Morena, que se ha venido desarrollando en su contra durante las últimas semanas.
Los candidatos en lo suyo y los televidentes también, en el entendido de que cada uno vio lo que quiso ver y seguramente confirmó su inminente voto. Los números señalan que Máynez es el único que sí ha movido la aguja hacia arriba del primer debate al último.
Palabras clave
No perdamos de vista a Luis Donaldo Colosio Riojas. Camina con paso firme hacia la Presidencia de la República, a la que pretende llegar muy seguramente en el año 2030; desde ahora trabaja ya en la creación no sólo de una imagen sólida y atractiva ante la opinión pública, sino en la conformación de esa plataforma política plural que lo acogería como su abanderado en el proceso electoral que tendrá lugar a finales del siguiente sexenio.