En el deporte existe una frase común que dice que “sin dolor, no hay ganancia” proveniente del inglés “no pain, no gain”, atribuida a Arnold Schwarzenegger. La pregunta es, ¿en la vida, aplicará?
Lo primero que me llega es que, según el planteamiento de mi segundo libro, “Rendirse para triunfar: la alegría de vivir”, que en estos días cumple un año de circular, la realidad es que a veces los seres humanos nos complicamos de más y los resultados podrían llegar sin tanto esfuerzo y mucho menos sufrimiento.
La ley del menor esfuerzo, de Deepak Chopra, nos sugiere que cuando algo se vuelve tan complicado es porque quizás va en contra de las leyes espirituales del éxito y que debemos encontrar los dones y talentos que fluyan de manera natural hacia el propósito de nuestras vidas.
Ayer que salía del gimnasio leí un letrero en el que no había reparado y el cual motivó este artículo y que dice: “el dolor es temporal, el orgullo es permanente”.
En mi mente entrenada en la alegría de vivir, de inmediato hice mi adaptación: “el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional, por lo que el crecimiento puede doler pero la satisfacción será superior”.
Parecería un juego filosófico de palabras, aunque en realidad es una forma de concebir y vivir nuestros días.
Puede haber crecimiento sin dolor y puede haber ganancias sin sufrimiento. Lo único que se requiere es humildad, aceptación, realidad y encontrar los dones y propósitos para los cuales cada uno fuimos creados.
Si yo quisiera ser astronauta, quizás le ponga todo mi empeño, sufra y me duela mucho. Con todo y ello, sin los talentos, seguramente viviré frustrado de no poder lograrlo.
Mejor sigo siendo un aprendiz de comunicador, de adicciones, de bienestar integral y de físicoconstructivismo. No sé que tan bueno sea, pero me da paz, me hace feliz y me pongo en manos de Dios, dejándole a Él los resultados. Creo que de eso se trata la vida.
