Cultura

Neurosis generalizada

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Este viernes pasado viví un incidente que me hizo recordar el estrés y la tensión colectiva que vivimos como sociedad y que me lleva a reflexionar que deberíamos buscar la paz y la armonía, antes de que nos invada una neurosis generalizada.

Si bien como especialista en adicciones y alguien que trabaja continuamente con la condición humana, estoy consciente de que los daños emocionales acumulados y no tratados pueden derivar en escenarios lamentables, también puedo ser aval para decir que las transformaciones milagrosas existen y que no debemos pretextar nuestros males individuales para desquitarlos con nuestra comunidad.

Recordé la película “Joker”, con Joaquin Phoenix, en la que se dramatiza, de manera espectacular para mi gusto, a dónde puede llegar una persona maltratada psicológicamente, sin atención psiquiátrica adecuada y con un gran resentimiento social, en un mundo al que considera injusto para él y los de su condición.

En estas reflexiones que hago en fin de semana, me pregunto ¿cuántos jokers o máscaras sociales viven alrededor nuestro? En un planeta socialmente convulsionado, afectado aún en diversas consecuencias post pandémicas y múltiples factores más que causan estrés, padecimientos mentales y adicciones, ¿somos conscientes de lo que todo ello nos puede afectar colectivamente?

Mi respuesta esta semana lamentablemente la encontré en la calle en un evento que pudiera parecer inocuo pero que le dio más acento a mi pensamiento sobre la neurosis generalizada.

En un cruce de cuatro vías, como cualquier otro, una mañana de mucho tránsito como es habitual, la falta de sincronización hizo que algunos vehículos nos quedáramos justo en medio cuando vendría el cambio de semáforos, momento propicio para mostrar algo de civilidad vial.

Mi sorpresa fue cuando uno de los vehículos afectados detrás de mí, comenzó a lanzar señas obscenas, alguna de las cuales, reconozco, la devolví verbalmente.

Hablamos de una persona de la tercera edad que insistía en buscar pleito cómo se dice coloquialmente, lo que finalmente terminé ignorando.

Más allá del incidente personal, de mi desliz momentáneo y de mi cordura final, me quedé cavilando qué hubieran pensado los nietos o los hijos de este conductor si hubieran visto su comportamiento y si en lugar mío hubiera estado algún otro conductor de mi edad, de esos que gustan de bajarse del auto y practicar box callejero que seguramente habría terminado mal para ambos, sobre todo para el más joven que habría sido acusado de abusar de un adulto mayor, aunque éste hubiera sido el provocador.

Al lado mío iba mi hijo y afortunadamente después comentamos sobre el tema, hablando de la neurosis generalizada que inspira este texto.

Hago votos porque los seres humanos encontremos los caminos que nos lleven a la paz personal y comunitaria, a la armonía y a una colectividad en respeto y cordura.

Omar Cervantes

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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