Me hicieron llegar un interesante artículo con un enfoque diferente sobre la prevención de adicciones que, aunque en su evidencia científica pudiera no estar de acuerdo, me parece que es una buena analogía de lo que deberíamos estar trabajando de manera conjunta todos los sectores involucrados en el tema.
Dándole crédito a Johann Hari, periodista británico, un perfil de Facebook con el nombre de Paul Thomas Hunt, publicó hace tres días una interesante narrativa que ejemplifica en un laboratorio con ratas lo que sucedería si se conservan, por un lado, en una jaula hostil con drogas y, por el otro, en una que tiene todos los atractivos denominados “Rat Park”, donde el animal no tendría necesidad de consumir cocaína al poseer en su entorno todo lo que pudiera desear.
Nos dimos a la tarea de investigar y lo que se publicó en Facebook es una interpretación de los estudios “Rat Park”, elaborados a finales de los 70´s y publicados entre 1978 y 1981 por el psicólogo canadiense Bruce K. Alexander en la Universidad Simon Fraser en British Columbia, Canadá.
Recordé entonces que durante mis estudios de especialidad en adicciones ya había conocido de esta hipótesis que en resumen dice que un entorno saludable y agradable alejará del consumo de drogas a cualquier ser viviente que tenga satisfechas sus necesidades primarias y de comodidad.
Cito lo que dice la publicación de Facebook y me parece ilustrativo: “Ahora, hemos creado una sociedad donde un número significativo de nosotros no podemos soportar estar presentes en nuestras vidas sin estar en algo, bebida, drogas, sexo, compras... Hemos creado un mundo hiperconsumista, hiperindividualista, aislado, que para muchos de nosotros es más como la primera jaula que las jaulas conectadas con lo que necesitamos. Lo contrario de adicción no es la sobriedad. Lo contrario de adicción es la conexión. Y toda nuestra sociedad, el motor de la misma, está orientada en hacernos conectar con cosas y no con personas. No eres un buen ciudadano consumidor si pasas tu tiempo vinculando con la gente a tu alrededor y no en esas cosas. De hecho, estamos entrenados desde pequeños para centrar nuestras esperanzas, sueños y ambiciones en cosas para comprar y consumir. La adicción a las drogas es un subconjunto de eso".
Me parece muy interesante, a propósito de la serie de artículos que hemos escrito sobre prevención, en el sentido de que un entorno saludable y grato que satisfaga nuestras necesidades humanas, físicas, mentales y espirituales, nos podrá generar una mejor calidad de vida y, por ende, la poco probable necesidad de fugarse a través del alcohol, las drogas o las conductas adictivas contemporáneas.
Quizás yo definiría de otra forma estos conceptos de conexión y sobriedad como complementarios. Estar conectados con la realidad a través de la aceptación y la fe automáticamente nos permite tener ese criterio crítico para elegir lo mejor sobre lo bueno. Una vida en sobriedad siempre será mejor que una vida en adicciones, independientemente del placer ficticio que se experimenta en alguna etapa del consumo. Y si esa conexión nos llena de lo maravilloso que es la vida (con todo y sus vicisitudes), nos nutre el espíritu y nos permite tener nuestras necesidades humanas resueltas.