Sociedad

Semana Mundial de la Lactancia Materna

  • Criando Consciencia
  • Semana Mundial de la Lactancia Materna
  • Nadja Alicia Milena Ramírez Muñoz

Yo viví mi lactancia de una manera muy intuitiva.

Sabía que daría leche materna de la misma manera que sabía que pariría y no tendría cesárea.

No por saber que era lo óptimo. Sino por creer que era lo único. Que hacerlo distinto tendría un costo elevado o que no existía otra manera de hacer las cosas.

Imagínense que a mí nadie me platicó como sería el embarazo, ni el parto, ni la lactancia, ni nada. Sabía solo lo que aprendí en los libros de biología de la escuela.

Estaba extraordinariamente sola y aislada.

La frase «es que éramos muy pobres» se me quedo grabada muy hondo, dejando secuelas que he tenido que trabajar muchas veces en terapia.

Una de ellas fue la consciencia, la intuición, la suposición, de que ser pobres implicaba gastar lo menos posible, y comprar leche de bebé debió estar fuera de las posibilidades de mi madre.

Así que a mí se me hacía lógico lactar. 

Por ahorro, por norma biológica, por lealtad (yo creía haber sido lactada, con la idea de que éramos muy pobres para comprar leche en polvo; aunque después descubrí que no fue así)

La primer vez que me convertí en madre tenía 21 años. Estaba sola, mi pareja trabajaba 24/7. No tenía amigas, pasaba el día encerrada con los pechos al aire, sangrando y una ansiedad horrible y el miedo a que el bebe despertara y volviera a pedir leche porque ufff dolía horrible.

Pero no veía otra opción. Si todas las madres podían, ¿porqué yo no?

Busque vídeos en Youtube, leí, pregunté, envíe mensaje a la Liga de la Leche y no obtuve respuesta.

Al final el mensaje que me dio más consuelo fue el de una madre que me dijo: «cuando la herida se te haga costra y se caiga, dejará de doler»

Vi la luz.

Entonces el dolor tendría fin.

Y si. Se cayó el pedazo de piel y dejó de doler y pude lactar tranquila y libremente durante tres años.

Siempre en público, siempre con el rebozo, siempre defendiendo como leona lo que tanto me había costado conseguir.

La lactancia NO DEBE DOLER.

Pero si a ti te dolió no estás «defectuosa» , no lo estás haciendo mal. Simplemente eres una mamífero recordando como serlo, después de generaciones de desconexión y soledad.

Las madres puérperas necesitan apoyo, compañía y contención. 

Por ello, cuando se acercan a mí con problemas de lactancia siempre refiero a una profesional, sin importar que en mis formaciones abordemos ese tema y pueda, de hecho, apoyar desde el porteo.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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