Sociedad

El avión demorado

  • Criando Consciencia
  • El avión demorado
  • Nadja Alicia Milena Ramírez Muñoz

En mi casa siempre hay galletas, pastelitos y cereal del "caro", como respuesta al "trauma" infantil de saber que no había suficiente dinero para algo que se nos antojaba, como lo que la mayoría de los niños que conocíamos llevaba a la escuela.

En la casa de mis hijos se les habla del espacio compartido como algo suyo, se les explica del bienestar que les pertenece y que hay que valorar y cuidar.

En mi casa aún seguimos en lucha entre cuidar que no coman demasiada azúcar y que sepan que todo se lo merecen.

Mejor niños un poco de más mimados que niños rotos. Y si, suena mal, lo sé, pero crecí sintiendo que no merecía ni podía tener cosas que deseaba, después de comer la muy nutritiva comida que mi madre se esforzaba en proveer. 

Éramos niños y entendíamos a medias la carencia y la parte que entendimos aún duele de maneras bastante difíciles a veces.

Mi mamá cuidaba el dinero porque si ella no lo hacía, no comíamos. Administraba todo para que nunca faltara y la frugalidad era muy fría para nuestra tierna infancia. 

Debido a eso, aún a veces esa herida del miedo a la despensa vacía se refleja en actitudes que me he descubierto adoptando con mis hijos, por ejemplo: venimos regresando de unas vacaciones todo incluido que gané con un año de trabajo duro; en estas vacaciones ellos bebían su propio vaso de limonada, malteada o chocolate, disfrutando de la abundancia, pero ahora de vuelta a la realidad, pretendía que compartieran vaso de agua fresca porque pues, siempre lo había hecho así, sin cuestionar siquiera el por qué.

Con lo importante que es la sensación de poseer cosas durante la infancia y yo dándole a mis tres hijos un solo vaso para compartir...

Entonces, en Puerto Morelos, con la ansiedad de haber perdido un vuelo y haber hecho un gasto inesperado considerable, acabo de decidir que bien vale la pena invertir cincuenta pesitos extras en que cada uno de mis hijos tenga su propio vaso, su propio acceso a no vivir con la angustia de que otro más se tome lo que a él le gusta, le hace feliz o necesita.

Unos pesos más por sentirse dueños de algo que los hace felices.

Elegí porque pude hacerlo, porque tengo el privilegio de hacerlo y agradezco tener una visión más amplia de lo que implica el verdadero bienestar y entender ahora porque, por inercia, mis hijos compartían bebidas, como antes mis hermanos y yo lo hicimos. 

Agradezco poder mirar con respeto las herramientas de supervivencia de mi madre, agradeciendo por las mías propias y aquellas que ya puedo soltar porque la vida y mis elecciones me han creado un espacio más amplio de bienestar.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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