Sociedad

Cuento de Navidad

  • Criando Consciencia
  • Cuento de Navidad
  • Nadja Alicia Milena Ramírez Muñoz

Se dice que un niño dorado/Dios Sol/mesías/Salvador nació el día de Navidad.

Se dice que fue Apolo, Quetzalcoatl, Jesús y el Sol mismo el que comenzó a nacer en medio del invierno; que este Sol, este Salvador, este Dios es la esperanza y el fuego, la luz y la flama que Ilumina la época sombría.

Cuentan que sólo el dragon negro de la ciénaga negra puede detener el nacimiento que sucede cada año, en este tiempo del eterno retorno y las luces difusas. 

Que él sabe que es la hora y despierta, arrasando la aldea de hombres en la que el Sol se ha atrevido a nacer nuevamente.

Nicolás de Myra, sabio y justo obispo, protector de los niños inocentes se pone en marcha, al enterarse que la leyenda del Salvador se refiere a un niño, un niño que él aspira proteger como los tantos niños que recibe en su iglesia para calentarse y comer.

En Oriente, los reyes Magos han buscado a la Befana, las estrellas señalan algo, sin ser claras, suelen construir profecías confusas que ellos tardan años en develar, pero la vieja bruja les ha explicado ya como llegar a salvo a través del continente, al lugar donde va a nacer el Sol.

La Befana llena su bolsa de frutas y nueces, se echa a andar descalza porque ya regaló su calzado a una niña que sangraba los pies sobre la piedra helada del camino unos días después que los Magos se fueron. 

Va llena del corazón y vacías las manos, como llena la bolsa para los niños hambrientos en su camino.

Van lentos, van rápido, van esperanzados los tres grupos de magia, luz, generosidad y esperanza, porque están buscando precisamente la fuente del valor, la llama eterna, la luz resplandeciente que implica el renacimiento de la luz entre la oscuridad de la aldea del hombre.

Un reto es pasar a través de la ciénaga negra donde el negro dragón se remueve inquieto, la luz lo incomoda, lo llama a despertar y arrojar fuego inclemente sobre el nuevo Dios y su madre, la luminosa mujer diosa y el guardián del nacimiento, el padre terrenal que le fue elegido al Dios Sol.

El pequeño bebé luminoso es a su vez Apolo, a su vez una serpiente que cascabelea de alegría porque ha nacido al mundo con un propósito, hacia la luz y a llenar corazones de esperanza, porque la esperanza vive fuera de los hombres y es preciso recordárselas, cada año, cada vuelta al sol, cada vez que se repite infinitamente el nacimiento del Sol en la ciénaga del dragón, que está vez, otra vez, otro año, no logró destruir el nacimiento de la luz.

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.