En el asunto del desafuero de Cuauhtémoc Blanco Bravo, diputado federal por Morena, ex gobernador del estado de Morelos y acusado por su media hermana de intento de violación, las diputadas mujeres, aunque mayoría en el Pleno, tuvieron poca o ninguna capacidad de incidir en lo que se solicitó a la Fiscalía de Morelos para integrar el expediente, mucho menos tuvieron que ver en el análisis del caso, y por lo tanto, en los términos de la decisión propuesta a la Cámara por parte de la Comisión instructora.
Por eso, el tema llegó con potenciales fallas de origen a la etapa en la que podía ya ser valorado por ellas. Aun así, gracias a la claridad con la que varias diputadas del partido guinda se manifestaron, de manera señalada la presidenta de la Comisión de Igualdad de Género, la morenista Anais Miriam Burgos, resultó evidente que veían cómo el avalar una propuesta que impidiera el desafuero de Blanco iba en contra de todas las posturas que como legisladoras habían estado defendiendo a través de iniciativas en favor de las víctimas de abuso y la obligación de creer en sus testimonios. Desde esa comisión, Anais Miriam hizo el llamado a sus colegas mujeres a manifestarse en favor de que el ex futbolista fuera desaforado.
Ese llamado echó a andar la maquinaria machista más profunda: primero se trató de empujar la decisión hacia más adelante en el calendario. Cuando esto no fue posible —gracias a la postura de la oposición— el oficialismo desplegó los mecanismos de control y disciplina que llevaron a algunas diputadas de Morena y a la totalidad de legisladoras del PRI no solo a respaldar con su voto la protección al denunciado, sino que fueron instrumentalizadas para arroparlo, literal y metafóricamente, a través de manifestaciones en el recinto legislativo. La versión más deplorable del patriarcado manifestada por el partido en el poder y sus aliados. Las mujeres perdieron así la oportunidad de oro de hacer valer su calidad de mayoría en la Cámara. Un golpe bajo para quienes lucharon por la paridad. La luz de la esperanza brilla, sin embargo, cuando 22 mujeres de Morena se opusieron a los machos liderazgos partidistas e hicieron lo que sus compatriotas mujeres esperábamos de ellas.
