Sin duda la conquista del conocimiento de sí mismo, ha sido una hazaña intelectual, colectiva y disputada; y aun sigue y debe seguir pues los humanos nos transformamos de manera constante.
Dos ejemplos: Estamos muy lejos de aceptar sin pegas aquello de ser humano es un “animal racional”, útil para la época precristiana y para justificar el esclavismo. Estamos muy lejos de aquella idea aceptada todavía en las postrimerías del siglo XX, por la cual la mujer se aceptaba como el trabajador del hogar por tener esas cualidades, distintas de los hombres.
Otro avance en el conocimiento de si mismo ha sido saber que aquello que llamamos alguna vez “racional” hoy sabemos que es emocional, social, conciencia y razón todo reunido en los actos, aun en los más sencillos. Por eso si alguien humanos le espeta a otro aquello de “eres un animal” porque actuó de manera no esperada por el calificador, se puede entender qué se quiere decir y a la vez sabemos bien que ese calificativo configura una falta de respeto inaceptable. No se diga cuando calificamos a otra persona, igual a nosotros, con un insulto.
Estamos apenas en el umbral por el cual nuestra cultura, ese envoltorio invisible dentro del cual podemos convivir con el mundo, con nosotros mismos y con los otros, “sube un escalón más” en el lento e indispensable proceso de conocernos y desde ahí reconocer a los otros. La ciencia, el arte y la filosofía avanzan hacia una compresión más compleja de eso que antes llamamos “naturaleza” y hoy sabemos es “humanidad”. Un ser humano hoy está ante un mundo de gran riqueza, base suficiente para crear un mundo diferente y por decirlo así, más “humano”.
Y aun no es suficiente para dejar atrás comportamientos ignorantes, “irracionales” y retrógrados; y sin duda “humanos” pues los “no humanos” no lo hacen. Por ejemplo, golpear, matar, secuestrar, violentar a personas para hacer mi voluntad y sólo mi voluntad es comprensible sí, desde una postura que le da la espalda a “la humanidad” de sus semejantes, otros iguales en dignidad y libertad.
Tenemos tarea pendiente como parte de la humanidad mientras la agresión y el violentar a otros sea aceptable para quienes lo hacen y quienes sólo la condenan en el escritorio o en los periódicos. La justicia social pide desterrar la violencia como forma de vida, humana sí, y a la vez indigna de esa denominación.
Miguel Bazdresch Parada