Es frecuente en la práctica política de los políticos, sobre todo cuando se habla frente al público y periodistas, utilizar palabras de significado amplio y calificar las propuestas del gobierno como las mejores de los últimos años. Así, se resaltan diferencias con el “pasado”, mejorías sobre las acciones de los gobiernos anteriores e incluso descalificaciones de quienes se atreven a cuestionar los dichos del político en turno. En síntesis: “Todo lo hecho o por hacer de este gobierno es mejor y más importante que lo realizado por los anteriores”. Ni siquiera vale la pena estudiar la calidad de las afirmaciones de ese estilo pues se sabe son declaraciones. Así sean tronantes, son eso, declaraciones para desacreditar al de enfrente y no realidades necesariamente.
Los hechos son la clave de la “salud política” de un gobierno. Un gobierno anterior se “callo” y se “cayo” con la desaparición de los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa. Se quiso tapar el desastre y la abyección. Se fue a un oscuro hoyo de dichos, enredos, ocultamientos y mentiras.
Tanto que aun hoy no sabemos a cabalidad lo qué pasó en ese infausto suceso. Situaciones parecidas están ocurriendo en este gobierno mexicano. Se suprime el Consejo nacional de ciencia y tecnología con graves afectaciones a los investigadores y al sistema de ciencia nacional de ciencia. Y como indica la politiquería se elaboran múltiples discursos para decir las bondades del macro recorte de presupuesto y de apoyos a la investigación. Se suprime el instituto de salud pública “más ambicioso” de la historia, “muerto” por causa de la pandemia y se deja en la incertidumbre burocrática la atención prometida. Se sabotea al Instituto dedicado a cumplir con las leyes de rendición de cuentas de los gobernantes, con un acto de descalificación enorme. Otra vez la misma politiquería: lo anterior era bueno pero lo nuevo será mejor, afirmación basada en… discursos.
Es importante la práctica política por medio de la cual se razonan los actos y las decisiones de gobierno sin detalles que estorban la comunicación masiva. Basta presentar los hechos necesarios para lograr se comprendan esos actos y decisiones. No es aceptable difamar personas o instituciones, descalificar y denostar sin fundamento, por muy soberana que sea la decisión de los bsoberanos. La politiquería no es motivo para lastimar.
