Política

La complejidad del educar

Otto Scharmer es un académico alemán-estadounidense que es profesor titular en la Escuela de Administración y Dirección de Empresas Sloan del MIT y cofundador del Presencing Institute. En un libro reciente sobre la universidad desarrolla una propuesta para la universidad del futuro. Parte de la pregunta:¿cuál es el papel de las universidades en la sociedad y cuál debería ser su papel en el futuro?

Para desarrollar su propuesta plantea su punto de partida: “Para actualizar sus modelos y metodologías, pasando de la "educación para el empleo" a la "educación para el desarrollo humano", educadores y líderes deberán actualizar sus propias herramientas. En lugar de aprender reflexionando sobre el pasado, deberán aprender percibiendo y actualizando el futuro a medida que emerge (la decisión de explicar esa "presencia"). Sin esa mejora en la capacidad de aprendizaje y liderazgo, todas las ideas y discursos sobre reformas estructurales seguirán siendo abstractos e ineficaces. El resultado será más de lo mismo.”[1]

En el texto desarrolla siete propuestas sobre la educación universitaria y la gestión de las instituciones. Con este material propone las cuestiones que enfrentan las universidades para superar las deficiencias de la educación superior tradicional. Uno de los puntos importantes es evolución de las universidades, las deficiencias de la educación tradicional y los cambios necesarios para que la educación superior alcance su máximo potencial en vista a enfrentar el reto del deterioro del medio ambiente y la muy pocas opciones de abordar el cambio climático y sus consecuencias, a pesar de que la disposición ciudadana es participar en las medidas a tomar. “Esta brecha —entre la voluntad de actuar y la percepción de impotencia— debe ser abordada por las universidades del siglo XXI. Si no se cierra esta brecha entre saber y hacer, corremos el riesgo de generar más conocimiento desconectado de la autonomía;”

Enfatizan en su análisis la importancia de evitar una transformación administrativa o meramente gerencial. Transformar la universidad para orientarse al desarrollo humano de sus integrantes, buscar los modos de diseñar y aplicar medidas para combatir, en los hechos y en las mentalidades, el deterioro del medio ambiente y superar el cambio ecológico. La transformación de la universidad pide un proceso largo, generalizado no aislado en algún lugar de la estructura universitaria, y con la participación de todos los miembros de las instituciones desde el rector hasta los colaboradores de las tareas rutinarias.

El faro iluminador de la transformación universitaria es la interdisciplina, el estudio de los desafíos sociales, económicos y humanos que enfrenta la sociedad y la acción conjunta con las fuerzas de la sociedad en los diversos rubros de la problemática. Esa propuesta no puede ser énfasis de una administración sino convicción de la dirección sostenida por las acciones de parte de estudiantes, profesorado, administración y colaboradores de todos los sectores. No son los planes, son las relaciones y la interacción de los diversos objetivos de aprendizaje y de respuesta concreta a los desafíos de la sociedad en su conjunto. Para que tenga éxito esta transformación debe estar sólidamente arraigada no solo en la realidad de nuestros desafíos, sino también en la esencia de nuestra humanidad, es decir, la regeneración interconectada del suelo, la sociedad y la identidad.

Los autores citados avisan con claridad: “Solo abrazando este profundo cambio podremos evolucionar la forma actual de la universidad, con todas sus ventajas y limitaciones, hacia una ecología de innovación dinámica que permita a los estudiantes ir más allá de la transferencia tradicional de conocimientos para co-sentir y co-crear el futuro que necesitamos para emerger.”

Hoy, visto desde el mañana, nos pide estudiantes interesados en preguntarse y responderse con ayuda de la universidad, en cuál mundo vive, con quién no sólo comparte edad e intereses, también ilusiones y apropiación de los retos, nuevos por ser tan antiguos, de la sociedad en la que viven. Construir una parte, quizá pequeña de una solución a un sufrimiento de personas o de un ambiente ecológico, compartir para ensanchar el mundo de ideas, proyectos y saberes, siempre en convivencia, no coincidencia necesariamente, sino encuentro de relaciones e interacciones, y participación propositiva en la atención de algunos de los retos problemáticos de esta sociedad.

Hoy un estudiante universitario no puede acabar de serlo si no se forma vinculado con las personas que viven una problemática, comparten una propuesta, representan un proyecto social, económico, político, amistoso o soñador. Ahí donde el concepto, la teoría y la conciencia se atan en la solución, la cual vence la ignorancia, y vincula a los participantes. Así, la ignorancia queda resuelta, si bien con la ciencia y la técnica del universitario, también y sobre todo con la práctica y sus actores de quien quiere construir una vida, una familia, un desarrollo humano, una sociedad… lo cual es el propósito sublime de toda sociedad educada. ¿Complejo? Al máximo y posible.

[1]Scharmer, O., Kaufer, K. “Presencing”, 2025 Berret-Koehler Publishers, Inc. Oakland, CA USA


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Miguel Bazdresch Parada
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