Hoy se conmemora el 122 aniversario de la Revolución Mexicana, de la cual surge el México moderno, republicano, democrático y basado en el Estado de Derecho. La aspiración de esa gesta se ha cumplido poco a poco, pasos adelante pasos para atrás, avances y retrocesos, según la maduración sociopolítica de los mexicanos y la capacidad de gestión de los gobernantes mayores.
Pieza clave y fundamental ha sido el lema “Sufragio efectivo. No reelección” pues son dos claves para evitar el caudillismo, del cual hemos probado sus deficiencias; el autoritarismo, el cual aun no lo hemos desterrado del todo; y, sobre todo la participación ciudadana eficaz, popular y sin restricciones o amenazas, en las decisiones importantes del constante, necesario e indispensable, actualización y modernización de la estructura de los gobiernos del país; desde le federal, a ratos central, hasta el municipal más sencillo del país.
La traducción operativa de esas dos claves es: “todos los ciudadanos tienen derecho a votar por quienes ellos gusten”; “Los votos se cuidan y se cuentan por una autoridad especializada”, “ciudadanos y partidos políticos autorizados actúan conforme a la legislación aprobada, para motivar a votar y conseguir los votos”. “Las autoridades electorales vigilan el cumplimiento de las disposiciones legales y castigan los incumplimientos.”
A pesar de estos avances y claridades aún hay temas pendientes para cumplir en la realidad verdadera las dos claves. Existen al menos tres grandes pendientes del Instituto Nacional Electoral, la autoridad gestora de las elecciones. La compra del voto. Se practica con amenazas y hasta con dadivas económicas o en especie. Se aprovechan las carencias del electorado, sobre todo la económica, para con una dadiva o una promesa conseguir voto favorable. Otro pendiente es financiamiento de los partidos. Es evidente que los partidos gastan más dinero del establecido por la ley. Al INE y a otras autoridades electorales les cuesta mucho demostrar esos gastos y la procedencia del dinero. Y un tercer pendiente, quizá el más importante hoy, es controlar a los gobiernos, en especial al federal. Los gobiernos usan sus actos y dineros para apoyar a sus candidatos casi con descaro. Controlar esas prácticas no es fácil y aun no se encuentra un modo eficaz. Apoyar al INE hoy pide lograr resolver esos tres pendientes.
Miguel Bazdresch