A la distancia, se ve un Nuevo León que nada tiene de “nuevo”. Los asesinatos a plena luz del día, los bloqueos carreteros, la inseguridad, el desabasto de agua potable, los problemas de movilidad y otros más han estado presentes en los últimos 20 años.
Si a eso agregamos la inestabilidad política por los enfrentamientos entre el Gobierno y los aliados PRI, PAN y PRD, el panorama se torna todavía más complejo. A leguas se nota que el actual Gobierno no tiene operadores eficaces para atajar los conflictos propios de una entidad tan dinámica.
En el contexto nacional, las últimas semanas han sido de pesadilla para los habitantes del Área Metropolitana, que padecen bloqueos en calles y avenidas de cientos de amas de casa molestas ante el desbasto del vital líquido.
Lo peor del caso es que reciben como respuesta del titular de Agua y Drenaje, Juan Ignacio Barragán, la insensible noticia de que el suministro en los hogares será restringido a 150 litros cuando las necesidades son mucho mayores.
La única señal alentadora fueron las lluvias torrenciales que azotaron la zona norte, donde algunas colonias y municipios se vieron beneficiados, aunque tampoco sabemos si tendrán un impacto directo en las presas del estado.
En contraparte, en días pasados se registraron quema de vehículos e interrupción de algunas autopistas, seguramente de algún grupo criminal, lo cual generó inquietud entre los ciudadanos y una mala imagen en los medios que le dieron gran exposición en sus noticieros.
Por si fuera poco, el Palacio de Gobierno amaneció protegido con enormes vallas metálicas, lo que provocó más preocupación todavía entre las personas que pasaron la mañana de ayer por ese lugar.
Es probable que se haya resguardado el inmueble porque el jueves por la tarde estaba programada la protesta de grupos feministas en pro del aborto, pero ese tipo de decoración urbana no es la que el ciudadano común quisiera ver.
Lo que todos quisiéramos observar es a un gobernador con más determinación para atender cada uno de los conflictos que se presentan. Samuel García debe tener más los pies en la tierra que en el entorno digital.