Mientras el gobernador Samuel García, de extracción emecista, sostiene una disputa de meses con los diputados del bloque PRI, PAN, PRD, en el Congreso local, la ola guinda avanza en Nuevo León, y el listado de candidatos para el proceso de junio 2 se ve competitivo.
La reciente visita de la aspirante presidencial Claudia Sheinbaum refleja lo que antes no era tan notorio en la entidad: que el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador sigue ganando adeptos en un estado donde había hegemonía tricolor y blanquiazul.
Hace una década era impensable que el movimiento morenista pudiera permear en una región económicamente poderosa, con líderes empresariales de derecha a ultranza, que ahora tampoco ven con malos ojos a la izquierda.
Por eso resulta incomprensible que los protagonistas del pleito (MC, PRI, PAN y PRD) se distraigan en discusiones por el control del poder, sin tomar en cuenta a una sociedad que sigue al margen... hasta que llegue la hora de ir a las urnas.
La lista de los candidatos a diputaciones federales trae perfiles competitivos como el periodista Santiago González y otros que con la experiencia de haber militado en otros partidos, ahora lucen mucho más combativos.
A eso habría que agregar el proselitismo desde La Mañanera que no para, a pesar de las advertencias de las autoridades electorales, y desde ahí se exaltan las virtudes de los aspirantes ahora en el poder, y se critica con dureza a la oposición.
Con todo ese aparato de Gobierno federal a favor, Morena sigue creciendo en el centro y sur del país. Aunque con menos fuerza, en el norte del país, los ciudadanos comienzan pensar en él como una verdadera alternativa.
Lo que no deben olvidar los políticos rijosos en la entidad, es que miles de personas de la tercera edad, madres solteras y jóvenes reciben mensualmente un dinero que antes nadie les daba, y ahora con eso sobreviven.
En cada hogar nuevoleonés, incluido el que esto escribe, hay una madre o un padre que espera cada bimestre le depositen para cubrir sus necesidades básicas. Para bien o para mal, los programas oficiales han llegado a nuestras casas y se están metiendo al corazón de la gente.