En su perfil de Facebook, el alcalde electo de Monterrey, Luis Donaldo Colosio, tiene una frase donde resume su forma de actuar: los pies en la tierra, la mirada en lo alto y el corazón en amor.
Esa es, según él, la fórmula del éxito, y tal vez por eso su candidatura generó tanta expectativa y se confirmó con el triunfo en las urnas.
Además de conectar con los jóvenes regiomontanos, Luis Donaldo Colosio hijo es, en sí mismo, el heredero de una marca muy posicionada.
En alguna ocasión escuché una entrevista en Notivox Televisión, donde pude conocer a un joven centrado y que supo capitalizar el dolor de la tragedia.
Transformó todo ese momento catastrófico en una oportunidad para salir adelante y ahora tiene una carrera exitosa, pero sobre todo una hermosa familia.
Al analizar el resultado de los comicios del 6 de junio, algunos de sus malquerientes se negaban a reconocer que por sí solo tuviera méritos para obtener el triunfo.
Otros más insensibles afirmaban que los mexicanos no teníamos deuda alguna con él por lo sucedido el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas.
Está claro que el alcalde electo de Monterrey fue forjando los méritos suficientes para llegar hasta donde está y que su apellido ayuda, pero no lo es todo.
Tuvo en Francisco Cienfuegos a un gran contendiente, pero al final los electores se decantaron por él, seguramente porque vieron a un aspirante con capacidad.
Ahora se enfrentará al mayor reto en su vida profesional: gobernar la capital del estado y una de las ciudades de mayor importancia en el país.
Está claro que para sacar adelante a Monterrey deberá contar con el apoyo de los ciudadanos, y por supuesto de su amigo el gobernador Samuel García, lo cual muchos dan por un hecho.
Sin embargo, deberá rodearse de colaboradores con honorabilidad probada, y ya comienzan a vislumbrarse algunos con mayor experiencia.
El que ya está más que dispuesto es el ex priista Édgar Olaiz, quien asegura que encabezará la transición y dice tener apoyo de Luis Donaldo.
El riesgo es que al parecer Édgar quiere no solo liderar ese proceso con la administración saliente, sino acaparar los temas políticos para darle tiempo al alcalde de atender su proyecto futuro.
Suena como una jugada riesgosa, 1) porque Olaiz tiene algunos pendientes del pasado y 2) porque Colosio Riojas debe sacar adelante primero el cargo para el que fue electo.
Jugar con el futuro siempre ha sido una tentación en la que caen muchos políticos en este país. Todavía no llegan a un puesto y ya están pensando en el otro.
Miguel Ángel Vargas