Al año, siete millones de personas en el mundo mueren como resultado de la exposición de partículas finas de aire contaminado, según la Organización Mundial de la Salud, lo cual nos habla de la grave situación que padecen quienes viven en ciudades con medio ambiente complicado.
De acuerdo con el portal de la empresa suiza de tecnología +IQAIR, en el ranking nacional de municipios más contaminados en vivo, figuran cuatro de Nuevo León. En el tercer lugar, San Pedro Garza García, con 120 ICA; Monterrey, en el cuarto, con 119 ICA; Santa Catarina, en el quinto, con 119 ICA, y San Nicolás, en el sexto, con 108 ICA (índice de calidad del aire).
Como esta información es en tiempo real, es muy probable que estos niveles se hayan agravado a raíz de los más de 200 incendios generados por los vientos en días pasados, y azuzados por algunas manos perversas, según lo declarado por el gobernador Samuel García.
Leí con atención las versiones de los vecinos afectados, donde narran el daño a sus vías respiratorias.
Según +IQAir, el 91 por ciento de la población del mundo vive en lugares donde la calidad del aire supera los límites de las directrices de la OMS, y aunque no estamos en los niveles perjudiciales de contaminación (de 201-300 ICA), tampoco debemos quedarnos como espectadores ante una realidad que amenaza nuestra salud.
Más preocupante que los propios incendios y la emergencia ambiental es la posición que asumen los políticos, que en lugar de ponerse serios, siempre buscan sacar llevar agua a su molino, como sucedió en el Congreso del Estado.
Mientras el Gobierno busca una reforma por adición para que la Comisión Ambiental Metropolitana tenga facultades para activar alertas ambientales, entre dimes y diretes, el coordinador del PAN, Carlos de la Fuente, y Alfonso Martínez, secretario de Medio Ambiente, protagonizaron una discusión sobre los dichos relacionados a las acciones ambientales en Nuevo León.
Parece que no han entendido la gravedad de lo que sucedió y que estuvo a nada de convertirse en una tragedia.