En las redes sociales circularon imágenes de dos jovencitos que se dedican al robo de autopartes en la capital poblana. En menos de un minuto, desmontaron la llanta a un vehículo compacto en plena vía pública.
Mientras uno de ellos quitaba los birlos, el otro hacia labores de vigilancia y lo cubría con su cuerpo. Una vez que logró aflojarlos, el otro le ayudó a levantar el coche justo para poder sacar el neumático delantero del lado izquierdo.
Así de efectivos son los ladrones que en el video se ven jóvenes y de complexión delgada, e iban a bordo de un automóvil también de reciente modelo. Algunos expertos señalan que trabajan sobre pedido, es decir sobre "tiros de precisión".
Lo que me parece extraño es que aún cuando están a la vista de las cámaras de vigilancia, y a veces a plena luz del día, los ladrones de autopartes casi siempre se salen con la suya. También me deja intrigado la impunidad con que trabajan, como si estuvieran en contubernio con la policía.
De igual manera es raro que en cuestión de horas, esas llantas o espejos retrovisores están a la venta en la calle 46, donde ninguna autoridad ha querido entrarle al tema. El único que hizo operativos en su momento fue el extinto gobernador Luis Miguel Barbosa.
Este miércoles la edición de Notivox Puebla trae un reportaje de mi compañero José Alberto Pérez, donde señala que la entidad está en el nada honroso cuarto lugar en robo de autos y accesorios de vehículos.
Las cifras son actuales, pero tampoco sorprende porque el que esto escribe ha sido víctima en dos ocasiones (cuatro llantas en dos diferentes unidades), y en ninguno de los dos eventos la policía hizo algo, ya no digamos la autoridad investigadora.
Desde hace 12 años, me consta, los delincuentes operan en toda la zona metropolitana y las estadísticas lo reflejan, por lo que es imposible negar que esa actividad delictiva ha ido en aumento, sin importar el color de los gobiernos municipales.
Tampoco se puede negar que la estrategia, si es que alguna vez ha existido, no ha dado resultados y los ciudadanos como siempre somos los más afectados. Es un tema que las nuevas administraciones deberían tomar en cuenta si quieren ser bien evaluados dentro de tres años.