A propósito del Día del Niño que se celebra el próximo 30 de abril, me gustaría abordar algunos temas importantes sobre la salud física y mental de la población infantil en Nuevo León, donde el sobrepeso y la obesidad, además de la depresión, son dos asuntos que debemos atender de manera integral.
De acuerdo con las cifras de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2018, en la entidad el 15.9% de los entrevistados dentro del rango de 12 años hasta los 19 años presentan sobrepeso y obesidad.
En ese sentido, nuestro estado se encuentra por arriba de la media nacional que es del 14.6% y abajo de entidades como Veracruz, Quintana Roo, Colima, Sonora y Tabasco.
Las mujeres son las que tienen más propensión a incrementar su talla con un 41.1% contra el 35.8% de los varones. Si se compara contra la Ensanut 2012 se puede observar un aumento en ambos géneros de entre el 2 al 6 por ciento.
En ese mismo sondeo se midió el consumo de alcohol entre los 12 a los 19 años, y el caso de Nuevo León registra 21.1%, la cual está por debajo de la nacional (21.7%), y si bien no es crítico, tampoco estamos del todo bien. Es como para prender el botón de alerta.
Por lo que respecta a otra de las enfermedades del siglo XXI como la depresión, el estado, de acuerdo con la misma encuesta elaborada por el Inegi, refleja que 6% de los menores manifiesta síntomas de tristeza o depresión.
Hay que dejar en claro que estamos frente a un mal extremadamente grave que se agudizó a raíz del covid-19, y que por cierto la Secretaría de Salud estatal acaba de decretar el fin de la pandemia.
En muchos de los estudios que realizan los investigadores en México, los adolescentes y jóvenes entre 15 y 24 años ocupan el primer lugar en sectores vulnerables; sin embargo, los menores de 10 años también son una población de riesgo.
Las enfermedades de los niños nos preocupan y mucho, por lo que los adultos debemos poner atención a cualquier síntoma. Es responsabilidad no solo de las autoridades, es más, creo que está más dentro de la cancha de los padres y así lo debemos aceptar por el bien de las próximas generaciones.