De acuerdo con el mapa que monitorea los niveles de contaminación en el Área Metropolitana de Monterrey, avalado por la Dirección de Gestión Integral de la Calidad del Aire del Gobierno estatal, ayer fue un día muy complicado.
Salvo el municipio de Pesquería, el resto de la zona urbana estaba en niveles de “muy mala”, “mala” y “aceptable” calidad, en cuanto al riesgo asociado a las partículas que afectan las vías respiratorias de la personas.
Es una situación preocupante, pero tal parece que a los políticos (de todos los partidos) no les preocupa, o al menos no vemos acciones concretas.
Para nadie es un secreto que el acelerado crecimiento urbano y la industrialización produce altos niveles de contaminación al medio ambiente, y por eso ciudades como Monterrey, Guadalajara y la capital del país encabezan esa nefasta lista.
En el caso de nuestra querida Sultana del Norte existen otros agravantes como el exceso de vehículos automotores, y un deficiente transporte público que por años han circulado sin control en cuanto a las emisiones de contaminantes.
Si a eso le sumamos la orografía debido a que estamos rodeados de cerros (Sierra Madre Oriental, el Cerro de la Silla, el de Las Mitras y el Topo Chico) que impiden el flujo del aire, la situación se complica todavía más.
Esto provoca con mayor frecuencia enfermedades en órganos como la vista, el olfato y las vías respiratorias, independientemente de las pandemias como el covid-19 que agravaron nuestras condiciones de salud.
El primer semestre del año en el estado luce complicado. Históricamente los registros de lluvia inician en agosto o septiembre, y en esos meses es cuando baja la contaminación por la misma acción de la naturaleza.
Por esa razón considero, sin ser experto en la materia, que las autoridades deben establecer políticas más firmes en contra de los principales emisores de partículas a la atmósfera. De lo contrario, todos vamos a pagar las consecuencias en nuestra salud que es lo más valioso que tenemos, y eso se reflejará además en pérdidas millonarias en las empresas por incapacidades.
Miguel Ángel Vargas
