En su libro Decisiones difíciles (editorial Debate 2020), el ex presidente Felipe Calderón hace una recapitulación del proceso que lo llevó, primero, a obtener la candidatura, a pesar de tener en contra al entonces mandatario Vicente Fox, y luego cómo, tras ganar apretadamente la elección, recibió el apoyo de la mayoría priista en la Cámara de Diputados, para tomar posesión.
Calderón cuenta que en el punto más álgido de ese 2006, la entonces lideresa de los legisladores tricolores, Beatriz Paredes, le habló para ofrecerle su apoyo, pues la izquierda amenazaba con impedir el cambio de banda presidencial, porque Andrés Manuel López Obrador alegaba fraude.
Narra cómo la ex gobernadora de Tlaxcala le pidió que usara un chaleco antibalas porque temían una agresión, a lo que se negó. Al final, el evento transcurrió en un ambiente de tensión, pero sin llegar a la violencia extrema.
La historia de México registra algunos acuerdos entre PRI y PAN. Por eso no debe extrañarnos que en el 2021 puedan unir sus fuerzas en algunas entidades con tal de vencer a Morena, como en el caso del Edomex, donde ya se está manejando esa posibilidad.
En días pasados, en Nuevo León circularon algunas versiones en ese sentido, pero el líder blanquiazul Mauro Guerra lo rechazó de manera tajante, mientras el alcalde Adrián de la Garza no le hizo gestos a una eventual negociación con los panistas.
Con los números en la mano no suena descabellada la idea, sobre todo para el panismo que vive días complicados, y quien tiene en el senador Víctor Fuentes al militante mejor aceptado por los ciudadanos en las recientes encuestas.
Por lo que respecta al tricolor, Adrián de la Garza está en la pelea con diferencia de dos o tres puntos porcentuales contra la alcaldesa de Escobedo, Clara Luz Flores, quien se enfila para ser abanderada de Morena, luego de que la diputada federal Tatiana Clouthier se autodescartara.
Antes de pensar en una posible alianza, el PRI 1) tiene que medir el impacto hacia el interior ante un eventual acuerdo con la derecha, y 2) el porcentaje de militantes que el grupo de Abel Guerra podría captar de concretarse una decisión de esa magnitud.
Por su lado, Morena deberá tomar en cuenta que nunca en la historia del estado una mujer ha llegado a la gubernatura, y tampoco los ciudadanos han apoyado a un partido de izquierda, aunque ya en 2015 Jaime Rodríguez Calderón rompió el statu quo al ganar una elección sin tener partido.