El almacenamiento de agua en las presas que abastecen la zona metropolitana de Monterrey tras las lluvias torrenciales de esta semana es de 783.9 millones de metros cúbicos, lo cual significa que estamos a la mitad de la capacidad total que es de mil 458 millones de metros cúbicos, según datos de la página oficial de Agua y Drenaje de Monterrey.
La Boca (Rodrigo Gómez), cuya capacidad es de 35.0 millones de metros cúbicos, registra un volumen de 25.6 millones de metros cúbicos; es decir, casi el 80 por ciento. La de Cerro Prieto, que puede almacenar hasta 300 millones de metros cúbicos, tiene apenas 35 millones de metros cúbicos; es decir, poco más del 10 por ciento.
Por lo que respecta a El Cuchillo, con capacidad para mil 123 millones de metros cúbicos, tiene un volumen de 722.1 millones de metros cúbicos, es decir, arriba del 60 por ciento.
Si bien las recientes lluvias aliviaron en alguna medida la grave sequía que viene padeciendo el estado, tampoco es como para echar las campanas al vuelo, porque la demanda del vital líquido seguirá siendo la misma y el almacenamiento está a la mitad.
La escasez todavía sigue, y por lo tanto debemos (ciudadanos y gobierno) estar conscientes de que la emergencia todavía no termina, y por lo tanto la racionalización y cuidado del agua sigue siendo prioridad.
El agua que se suministra al área metropolitana se extrae de dos fuentes: superficiales: 60% del abasto y subterráneas: 40% del abasto, pero ambas todavía no se recuperan al cien por ciento, y eso debemos tomarlo en cuenta para los próximos meses.
Por lo tanto, no caben declaraciones triunfalistas ni tampoco transmisiones en redes sociales como las que hace el gobernador Samuel García, quien al estilo del Gobernathor, ese personaje de comedia, nos quiere vender un escenario fuera de la realidad.
Las cifras no mienten: estamos al 50 por ciento de almacenamiento y la crisis del agua todavía no acaba. Ante una situación como la que vive Nuevo León no debemos caer en la visión pesimista de ver el vaso medio vacío, pero tampoco pecar de optimistas y verlo medio lleno, porque es lo peor que podemos hacer como sociedad.
Miguel Ángel Vargas
