La reciente llegada de Felipe Hernández Sánchez a la secretaría de Administración del Conalep en el estado, ha generado una serie de reacciones entre el personal docente y administrativo, la mayoría de ellas de rechazo a este personaje.
Se trata del primo de Jesús Hernández, ex alcalde de García, y gente cercana del ex gobernador Jaime Rodríguez Calderón, quienes se fueron adueñando del municipio hasta convertirlo en un coto de poder.
En los tiempos de Jaime como alcalde de ese lugar, se dio un crecimiento urbano desordenado, y pasó de ser una gran extensión territorial rodeada de parcelas y sembradíos a convertirse en parte del área conurbada con decenas de
fraccionamientos de vivienda media baja y colonias populares.
Después llegó su amigo Jesús a continuar con la tradición de aprovecharse de la autoridad para beneficio de unos cuantos. De eso pueden dar cuenta los habitantes de todas esas colonias que ahora están en el abandono.
Por cierto, hace semanas al Bronco se le vio en las redes sociales muy contento en un evento social, y lo menos que parece es una persona enferma de gravedad, o con padecimientos que ameriten el beneficio de seguir el proceso en su casa, pero esa es otra historia.
Lo que muchos se preguntan en el Conalep respecto a Hernández Sánchez, es por qué todavía Jaime sigue colocando a su gente en puestos clave, si muchos pensaban que el gobernador Samuel García lo tiene dentro de su lista de personas no gratas en el estado.
Se supone, o al menos eso piensan los maestros de esa institución, que los vientos de cambio en el nuevo Nuevo León deberían reflejarse desde cuidar el perfil de funcionarios, porque si bien es cierto que tampoco se le ha comprobado hasta ahora nada irregular, es mal visto por muchos trabajadores.
Una hipótesis de los inconformes es que a pesar de no ser del agrado del director Antonio José Dieck, lo necesita porque tiene experiencia para bajar los recursos federales, y los actuales directivos son incompetentes en ese tema.
Como diría el Chapulín Colorado, personaje de Roberto Gómez Bolaños, “ya lo dice el viejo y conocido refrán, cuando el río suena… ganancia de unos cuantos”, o esa es la idea.
Miguel Ángel Vargas
