En el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2020 publicado al año siguiente por la CNDH, los penales de Apodaca y Cadereyta pasaron de panzazo, según la calificación hecha por los visitadores.
Con 7.79 el Cereso de Apodaca y 8.34 el de Cadereyta, las observaciones mencionan deficiencias en la atención a las personas privadas de la libertad en condiciones de aislamiento.
En cuanto a los aspectos que garantizan una “estancia digna”, el reporte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos puntualiza la “inexistencia o deficientes condiciones materiales e higiene de la cocina y/o comedores”.
En el rubro de reinserción social cuestiona la deficiente separación entre procesados y sentenciados. Aunque tampoco debería servir de consuelo, hay otros puntos donde están mucho mejor que otros estados.
Por lo que se refiere a las condiciones de gobernabilidad, ambos centros penitenciarios están bajo el control de la autoridad, aunque se menciona que falta personal de custodia para una mejor operación.
Ahí se advierte la falta de programas contra las adicciones, lo cual es un tema delicado, pues muchos de los reos han consumido drogas antes de su internamiento y al ingresar eso genera muchos conflictos.
Habrá quien considere que 7.79 y 8.34 serían buenas notas para un alumno en una escuela pública, pero para quienes sean más exigentes rayan en la medianía y hasta en la mediocridad.
De lo menos peor que cita el documento de la CNDH, es que los penales de Nuevo León tienen instalaciones dignas o en buenas condiciones para que las personas privadas de su libertad vivan decorosamente.
Además del “buen trato”, según dice esta evaluación, que reciben las personas con capacidades diferentes, los adultos mayores, así como el abasto de medicamentos para los que padecen VIH/sida.
Por el contrario, este diagnóstico penitenciario deja muy mal parados a otros estados del centro y norte, donde las condiciones de hacinamiento y autogobierno provocan motines y problemas con mucha frecuencia.
Es evidente que el sistema penitenciario en México apesta a corrupción y eso es muy grave. Por eso ningún gobierno debe ceder a las presiones de grupos criminales que quieren apoderarse de los penales, y en eso tiene el apoyo de la sociedad en general.
Miguel Ángel Vargas