La base de una buena relación entre el gobierno y los gobernados es la confianza, claro como en toda buena relación, y ésta parte principalmente de la percepción respecto a la calidad del servicio que prestan los servidores públicos y el margen que existe para tolerar la corrupción desde la administración y los ciudadanos.
Un tema que genera una alta percepción de corrupción viene desde una de las áreas de seguridad que tiene que ver con otro tema sensible como es el de la vialidad y la movilidad, y es que las corporaciones de tránsito son las que salen peor evaluadas en su desempeño, confianza y percepción de corrupción una y otra vez cada año en la Encuesta Nacional de Victimización (Envipe) realizada por el Inegi.
Las cosas no han cambiado mucho desde que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía tomó en sus manos la evaluación del desempeño de los servidores públicos en la Envipe y año con año el resultado es el mismo las corporaciones de seguridad peor evaluadas son las de tránsito municipal y esto quiere decir que poco se ha hecho para mejorar esa percepción a nivel nacional.
Los elementos de las policías viales o de tránsito son los que los ciudadanos perciben con mayor desconfianza, además de ser percibidos como la autoridad más corrupta por el 60 por ciento de la población mayor a 18 años.
El ejército es la autoridad más reconocida entre la población mayor a los 18 años, le sigue la Guardia Nacional y luego la Policía Municipal, sin embargo la Marina Armada de México sigue siendo la que más confianza genera para los ciudadanos.
En cuanto a servicio poco más del 50% de los ciudadanos piensa que la policía de tránsito no está dispuesta a ayudar. Creo que la clave importante para mejorar en general la percepción del desempeño de las autoridades encargadas de la seguridad será hacer algo desde las policías dedicadas a hacer valer los reglamentos de tránsito. En la medida que esa percepción de corrupción y falta de servicio que hoy se mantiene a través de los años se reduzca también mejorará la percepción respecto al resto de las policías y las instancias de seguridad. Algo se sigue haciendo mal en este tema y la responsabilidad directa cae en los alcaldes, en nadie más.