La guerra de los audios iniciada entre Morena y el PRI lo único que deja clara es la podredumbre del sistema político pues no tiene otro interés más que el exhibir a los protagonistas ante la opinión pública en especial en el marco de una jornada electoral en puerta el próximo domingo.
No me sorprende lo que en esos audios se dice, no me sorprende pues sé exactamente de qué están hechos estos políticos que protagonizan cada uno de los materiales expuestos, revela claramente el tipo de personas que son y que ninguno de los mencionados, ninguno primero debe ser sujeto del voto en primer lugar y segundo aunque los audios no pueden ser utilizados como prueba para una denuncia al ser obtenidos de manera ilegal, sí dan indicios de que se requiere una investigación por lo menos por el delito de recursos obtenidos de manera ilícita.
Y nadie se salva, pero lo que más indigna es que cada vez que sale al aire un material, ya sea en video o en audio, nadie tiene los pantalones suficientes para reconocer las acciones, lo peor del caso es que la exhibida es todo lo que tendremos como ciudadanos, pero pese a que podrían configurarse delitos, ninguno de los protagonistas se verá cara a cara con la justicia. Eso sí todo mundo dice que las grabaciones son editadas, que fueron sacadas de contexto, caray, además de corruptos, nos salen cobardes.
Es un país donde las habladurías, las amenazas y los sinvergüenzas están jugando al político en un sistema que parece dominado no por líderes sino por orangutanes ambiciosos de poder, sin el más mínimo escrúpulo y conciencia ética. Esa, estimado lector, es la clase política dominante, la del escándalo, el escarnio y la escasa intención de realmente hacer algo por los gobernados, me cuesta trabajo no generalizar, pues políticos decentes, probos y con un mínimo de ética se cuentan con los dedos de la mano y en una de esas nos sobran dedos.
Miguel Ángel Puértolas
