“Se los digo de corazón, estamos al borde del colapso. Ya no hay espacio. Los trabajadores de la salud también estamos agotados, pero es nuestro deber seguirlos cuidando. Estamos entregando nuestro máximo esfuerzo”.
Leo este mensaje y en un gobierno que se ha caracterizado por tomar las crisis a la ligera me asusta, pues en el momento en el que una mujer tan fuerte como Fabiana Maribel Zepeda Arias, conocida como Jefa Fabiana, titular de la División de Programas de Enfermería del IMSS, sale a expresar su desesperación entonces me dice que estamos al borde del precipicio.
Ah, ¡pero no pasa nada! ustedes abrácense, salgan, hagan su vida como si nada, oí decir alguna vez al presidente López Obrador, así como la diatriba contra el cubrebocas, que en algún momento López-Gatell puso en entredicho su efectividad y ahora ruega porque todo mundo lo use cuando en lugar de implementar acciones para motivar su porte, simplemente decidieron callar para no dejar malparado a su jefe.
Y hoy me pongo a pensar qué tan mal no estaremos cuando leo declarar al director del Instituto Mexicano del Seguro Social, Zoé Robledo, hacer un “llamado ENÉRGICO a la corresponsabilidad ciudadana. Piensen esto: si la ciudadanía está cansada de no salir, l@s profesionales de la salud han trabajado todo el año y están cansados de no poder ir a casa y ver a su familia”.
Apenas estos días el IMSS informó que la ocupación hospitalaria de pacientes covid en la Ciudad de México es de 86% y en el Estado de México de 95%, por lo que el titular del instituto llamó a la ciudadanía a quedarse en casa. Pero nada detiene a la gente ávida de acudir a las tiendas a comprar regalos de Navidad y preparar fiestas que de nada servirán cuando se conviertan muchas de ellas en funerales.
¿Y quién va a pagar los platos rotos de las malas prácticas gubernamentales?, sencillo todos los mexicanos.
