“Me invitaron a una reunión con un prominente empresario del sector agrícola, luego de varias horas de camino llegamos a una casa en medio de la sierra, pero no era cualquier casa, era una verdadera mansión llena de lujo, en verdad que cuando digo lujo es indescriptible, me pasaron a una sala de estar antes de pasarme a su oficina. Cuando entré vi que era espectacular, me senté frente a él y me dijo… quiero ser presidente municipal, cuánto me cuesta serlo por su partido, yo sé que puedo ganar”.
Así comenzó su relato el líder de un partido político de quien por seguridad me reservo sus datos, preocupado por el panorama que viene para las próximas elecciones, aunque no hay pruebas de que ese “empresario” esté ligado al crimen organizado aunque en apariencia así lo era, nos queda claro que la compra de voluntades y más delicado aún de candidaturas por parte de los criminales es cosa seria y para nada descabellada.
Triste pero cierto, cada vez hay más criminales a los que no solo les interesa poner o quitar candidatos o funcionarios públicos, incidir en los titulares de las secretarías de Seguridad, jefaturas de la Policía o carteras encargadas de la Obra Pública, sino que también los hay interesados en ¿por qué no? tener el control total de la administración pública municipal.
Pero el otro gran problema es que las autoridades encargadas de investigar estos perfiles les están dejando todo del trabajo a los partidos políticos, quienes deberán de revisar a fondo a sus posibles aspirantes a los puestos de elección popular y poner mucha atención en los intereses específicos de estos candidatos, pues lo peor es que por ganar a como dé lugar permitan que los grupos delictivos se adueñan de sus procesos y por ende impulsen la llegada de sus propios candidatos.
Lo que es cierto es que poca atención se le está poniendo al tema y parecer ser que no se tiene el interés de filtrar candidatos antes de que estos lleguen a las boletas, detrás de estos narcopolítcios están grupos con capacidad de movilizar a la gente para conseguir ganar la elección sin violencia y poco a poco haciéndose de una tajada más grande del poder en nuestro país.
Y ahí ni el INE entra a fiscalizar… me pregunto ¿a qué costo lo haría?