Una raya más al tigre de la opacidad, de esta manera puede explicarse la repentina “caída del sistema” seguramente asesorados por un experto en estos temas como lo es el director de la CFE, Manuel Bartlett, de la plataforma de contrataciones públicas CompraNet.
Este sistema representó un avance importante en la transparencia del gasto público pues es el sistema electrónico de información pública asociada a contrataciones y compras, de modo que su suspensión afecta los mecanismos señalados por la Ley de adquisiciones, arrendamientos y servicios del sector público así como la Ley de obras públicas y servicios relacionados con las mismas.
A través de esta plataforma se debe tener acceso a información detallada sobre los contratos otorgados por el sector público a empresas de diversos rubros, pero el colmo es que en el comunicado emitido por las autoridades se lee una frase que resulta inverosímil y delata la ligereza con la que tratan el tema de la transparencia a la hora de justificarse con un “a lo imposible nadie está obligado”.
Qué no se supone que tenemos al frente de estos mecanismos personas expertas, que no se supone que este gobierno es uno capaz, que es uno que apuesta por el combate a la corrupción, pues parece que no es así, pues a lo visto no se sienten obligados con mantener la opacidad alejada del gasto gubernamental y casualmente sucede al tiempo que blindan obras emblemáticas como el Tren Maya.
Así en efecto este país está en una constante transformación, pero de reversa, si bien es cierto ningún gobierno se ha caracterizado por ser totalmente transparente y muchos le siguen teniendo miedo a hacer público totalmente el ejercicio del dinero público hoy hemos llegado a extremos insospechados. Lástima que vamos cada día medio paso para adelante y tres para atrás.
El miedo a la transparencia y la rendición de cuentas va a terminar el día en que en efecto haya un castigo ejemplar a la corrupción y la impunidad vaya de salida, de otro modo cosas como las hoy expuestas en este espacio serán de todos los días y cada vez peores.
Miguel Ángel Puértolas