Serán las reses de mañana, dice el dicho, y sí parece ser que esta es la línea en que se conduce la justicia mexicana cuando de aplicar la ley a funcionarios públicos se trata, o cuando de juzgar acciones emprendidas por gobiernos contrarios a partidos gobernantes en este momento se habla.
No importa hacer justicia, lo importante es encontrar quien la pague y generalmente terminamos con chivos expiatorios que solo hacen que retumbe el aplauso populista de quienes solo buscan venganza, por mil y una razones, que nada tienen que ver con que se castiguen los comportamientos delictivos sino más bien quien vaya al cadalso por el simple hecho de no coincidir con las ideas políticas del momento o ser parte del grupo contrario a quien se le desean cobrar facturas.
Quienes hoy se encuentran tras las rejas y que quede claro no estoy eximiendo de nada a nadie, son piezas clave para vaciar sobre ellos la venganza política sin una verdadera intención de hacer valer la ley, pues no me digan que por ejemplo en el caso de Jesús Murillo ahora resulta que solo él es responsable de los delitos que se le señalan cuando desde la izquierda noche a noche se reclamaba la supuesta participación de las fuerzas armadas, pero eso ya quedó en el pasado.
Casualmente el mismo día se concede la salida a Rosario Robles, otra enemiga del sistema quien a todas luces se le privó ilegalmente de su libertad, insisto para quienes leen esto que no estoy defendiendo a nadie, simplemente expongo que en derecho ella no debía estar en prisión por los delitos que era señalada y cuyo juicio sigue en curso y deja claro que para nada se busca hacer justicia, simples y llanas vendettas políticas.
Lo mismo pasó en su momento con muchos villanos favoritos de cada sistema, de cada gobierno, la venganza mueve a atacar todo lo que es contrario al partido en el poder y no las ganas de que prevalezca la justicia y el estado de derecho, así de manera lastimosa tenemos el uso a conveniencia de la ley y del sistema judicial para satisfacer la sed de venganza.
Cortan el hilo por lo más delgado, eso sí, quienes esperen ver a Peña en el banquillo de los acusados tendrán que hacerlo sentados, pues abrir la caja de pandora significará que nadie se salva, no del brazo de la ley sino de convertirse en la res en el matadero.
