La ubicación de las fosas que en Guanajuato empiezan a salir a la luz es un hallazgo importante pues empieza a dar certeza a cientos de familias sobre el paradero de sus seres queridos, amigos o familiares y para nada nos debería escandalizar esta situación pues lo que en verdad debería preocuparnos es la violencia generada por los grupos criminales que termina en este tipo de actos ruines en donde no solo asesinan a sus víctimas sino que a modo de infringir un dolor más grande impiden a sus familias tener la certeza del paradero de estos.
Las fosas clandestinas o puntos de inhumación clandestina no son más que el resultado de esta violencia incontrolable que vive nuestro país, por eso es que lo que nos debe de inquietar no es que se sepa donde aparecen estas fosas ni el numero de etas sino que de no detener la violencia seguirán apareciendo estos escenarios que terminan convirtiéndose en panteones clandestinos.
Otro tema por demás preocupante es la clara participación de autoridades en un asunto de omisión o en el peor de los casos complicidad para permitir que se den estas situaciones. Me ha tocado conocer testimonios de personas que han dicho que en su momento denunciaron actividades sospechosas en la zona donde hoy se encontraron las fosas más grandes y nunca nadie hizo nada.
Cuentan que no quieren cerca de la zona donde se realizan las búsquedas de elementos de policías municipales en especial en la zona de influencia del triángulo del huachicol pues no confían en ellas, para que se dé una idea ni los propios alcaldes, lo que ya es mucho decir.
De algo podemos estar seguros la búsqueda de personas desaparecidas seguirá arrojando más puntos de inhumación clandestina lo cual sumará más víctimas de homicidio, pues controlar la violencia no ha sido fácil en una entidad donde la mayoría de las detenciones de cabecillas de grupos criminales la ha hecho la autoridad estatal y no la federal.
La falta de trabajo coordinado también nos tiene en la condición en la que estamos.
