El Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción (CCC) elaborado por Americas Society/Council of the Americas y Control Risks que evalúa la capacidad de los países latinoamericanos para detectar, castigar y prevenir la corrupción en su cuarta edición revela que México cayó al lugar 12 de 15 países evaluados.
La medición no evalúa la percepción de la corrupción entre los ciudadanos sino algo mucho más concreto; la eficacia con la que los países combaten la corrupción y la probabilidad de que los actores corruptos sean enjuiciados y sancionados, a mayor calificación menor impunidad.
Y la caída en la calificación de nuestro país, asegura el estudio, viene del golpe incesante que desde Palacio Nacional se ha hecho al poder judicial y a las instituciones públicas independientes como el INE, la Comisión Federal de Competencia Económica y el Instituto Nacional de Transparencia, así como las reformas expuestas en materia electoral desde el Poder Ejecutivo.
Pese al discurso esgrimido desde la campaña electoral respecto al combate y castigo a la corrupción el CCC reporta que nuestro país se encuentra por debajo de la media regional respecto a la independencia y eficacia de los organismos anticorrupción por ser usados para obtener beneficios personales o en donde los nombramientos se basan en motivos políticos.
Las críticas hacia las organizaciones de la sociedad civil y hacia la prensa en medio de revelaciones de supuestos conflictos de interés y corrupción que involucran a sus familiares y aliados, son factores identificados como negativos.
¿Cuáles son los países que están por debajo de México? Guatemala, Bolivia y ¡Venezuela! Y tal parece que en materia del combate a la corrupción apostamos más a acercarnos a estos tres últimos lugares que a Uruguay con la más alta calificación.
Imagino la respuesta a estos señalamientos: son borregos del sistema, son neoliberales, son imperialistas que desean que le vaya al país, son instituciones malintencionadas que lo único que buscan es que México no progrese… bla, bla, bla, bla.
No hay peor ciego que el que no quiere ver…
