Algo debe estarse haciendo mal cuando en otros países, incluso algunos estados, han logrado obtener vacunas para menores de edad cuando es un derecho que tienen todos los seres humanos de tener acceso a un biológico que les puede salvar la vida. Y una prueba es la serie de amparos que han tenido que buscar padres, por ejemplo, de niños que padecen comorbilidades y que son parte de la población con alto riesgo de contagio y de muerte por coronavirus, lo que evidencia que el esquema planteado por el gobierno federal para la vacunación no es universal ni está planeado para ello.
Las desafortunadas declaraciones de Hugo López-Gatell respecto a las vacunas para niños, en el sentido de que dársela a un menor es quitarle la oportunidad a un adulto en riesgo de recibir una vacuna… que como es su costumbre luego salió a decir que lo que había querido declarar era otra cosa, no deja más que al descubierto un plan de vacunación hecho sobre las rodillas, del que me rehúso a pensar que fue de esta manera deliberadamente.
Resulta que mientras otros países incluso estudian la aplicación de una tercera dosis de refuerzo, en México a meses de la aplicación de la primera dosis a personal médico no se ha logrado la cobertura al 100 por ciento de los mayores de 30 años cuando menos con la primera dosis de cualquiera de los biológicos en curso.
Además falta la población que en este momento es la más vulnerable de todas pues su actividad se realiza en grupos y sin protección alguna (hablando de vacunas) como es la estudiantil desde preescolar hasta las universitaria. Si bien es cierto hay una baja cantidad de contagios, por las medidas tomadas y eso ha ayudado a que no se disparen los contagios y muertes, eso no quita que el nivel de riesgo sea mayor con lo que se vulnera el derecho universal a la salud.
No cabe duda que a diferencia de la serie animada donde el correcaminos era rápido para huir del coyote, esta vez ya lo atrapó.
Miguel Ángel Puértolas