Aunque el título de la columna podría ser sugerente y hasta causar algo de risa, se trata de abordar un tema serio en el que desafortunadamente se ha caído en excesos que lo único que ha provocado es que seres sintientes, seres vivos como los animales puedan terminar en condiciones deplorables si los legisladores no se aplican a la hora de emitir leyes.
A qué me refiero, la iniciativa para expedir la Ley General de Bienestar Animal para sancionar a quienes los maltratan y asesinan presentada en días reciente por el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal Ávila, y su compañera de bancada, Rocío Adriana Abreu Artiñano.
La iniciativa propone modificar la legislación penal para tipificar el maltrato y la crueldad contra los animales que son de jurisdicción federal (vida silvestre y animales para consumo); y que la persecución de estos delitos se realice de oficio.
Además se deja atrás la idea de que los animales son cosas, asunto en el que en Guanajuato va adelantado al considerarlos seres sintientes en una propuesta de ley presentada por la hoy alcaldesa de León Alejandra Gutiérrez cuando fue diputada local.
Lo que preocupa son algunas figuras que se proponen como la transformación de los zoológicos en “Unidades de Rehabilitación y Reubicación de Animales Exóticos y Silvestres”, “Santuarios” o “Centros de Conservación de Fauna Endémica”, conforme con el tipo de espacio e instalaciones disponibles.
Y es que existe el temor de que ideas radicales de algunos ambientalistas terminan por incidir en la ley, pues los extremistas hablan de la necesidad de desaparecer los zoológicos al considerar que las especies deben de vivir en su hábitat y no en cautiverio.
Esas ideas terminan con lo que hoy son los zoológicos, sitios de preservación de especies en peligro de extinción y con una enorme labor de apoyo a la reproducción de éstas, además de ser santuarios educativos para enseñar a quienes los visitan la importancia del hábitat de cada especie.
Otro tema que preocupa como en toda iniciativa de ley es la radicalización en contra de la reproducción de especies para el consumo humano, estamos de acuerdo con el trato digno a los animales destinados a ello, pero una cosa es eso y otra llevar a los productores de alimento a extremos donde la crianza se torne por su naturaleza en algo inalcanzable para muchos.
Habrá que estar atentos.
Miguel Ángel Puértolas