Los delincuentes ya actúan con cinismo, y ahora como ya lo habíamos advertido, han extendido sus actividades secuestrando la cadena de distribución de productos básicos presentándose como distribuidores únicos de alimentos tan básicos como el pollo, la carne de res o el pan.
Amagan a los productores a cederles la distribución, o de lo contrario pueden pagar con la vida el atrevimiento de negarles su petición, y a los comerciantes les obligan a que sea solo a ellos a quienes les compren los productos con las funestas consecuencias en caso de negarse a ello. Asumen el control de productos como tortilla, leche y materiales de construcción, entre otros, e imponen precios y se asumen ante comerciantes como intermediarios.
Y esto solo puede suceder con una autoridad ausente, omisa y permisiva, que envía mensajes erróneos al ordenar liberaciones de detenidos identificados como cabecillas del crimen organizado, mensajes como el respeto a sus derechos, pues también son humanos, que ordena la retirada de elementos en un país donde circular sin placas y con la cancelación de revisiones se permite el libre tránsito de estos.
Cuando esto sucede, cuando el gobierno, que uno de los servicios que ofrece es el de la seguridad es ausente, otros, en este caso los delincuentes ocupan el lugar que debería ser de la autoridad y termina extendiendo su red de corrupción afectando a más ciudadanos inocentes que en este caso terminan pagando precios exorbitantes a causa de los criminales. Un ejemplo reciente lo tenemos entre los productores de aguacate de Michoacán asediados por los delincuentes.
Es así como en algunas regiones del país los delincuentes ocupan el lugar que debería ser de las autoridades y se erigen como autoridad misma en donde se dan el lujo hasta de cobrar “impuestos especiales” a los productores de ciertas cosechas para permitirles la recolección del producto de su siembra lo cual también termina encareciendo el producto, pues es un costo más el que le tienen que agregar a su producción impactando al consumidor final.
Así que si de pronto se encuentra con productos encarecidos casi de manera inexplicable, la razón va más allá del costo de los fertilizantes, y de la guerra en Ucrania o las altas tasas de interés, agregue el factor delincuencial en la ecuación y tendremos productos a precios de lujo. Todo por una ausencia de autoridad.
Miguel Ángel Puértolas
