La prevención social de la violencia y la delincuencia es el conjunto de políticas públicas, programas y acciones orientadas a reducir factores de riesgo que favorezcan la generación de violencia y delincuencia, así como a combatir las distintas causas y factores que la generan.
Sin embargo la apuesta en nuestro país parece más encaminada a la prevención y combate del delito, que a prevenir los factores de riesgo que llevan a muchos mexicanos a convertirse en potenciales delincuentes, lo que incluye entre otras cosas la formación de caldos de cultivo para engrosar las filas no solo de la delincuencia común sino de los grupos del crimen organizado.
En una charla que tuve anoche con el presidente de la Convención Legislativa de Seguridad Pública y Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, Martín López Camacho, me platicó sobre el análisis que están haciendo respecto a los programas de prevención social de la violencia y la delincuencia y lanzó una crítica lapidaria: “invertir en la prevención social de la violencia no da votos”.
Esto nos ayuda a entender porqué en México seguimos teniendo problemas graves de violencia y aquí le doy un ejemplo: solo el 6 por ciento de los casos de violencia familiar (un factor de riesgo importante) se denuncian, la cifra de denuncias de violencia familiar pasaron en sólo dos años en México de 220 mil en 2020 a 270 mil en 2022.
El estudio “Repercusión de la violencia intrafamiliar en las conductas delictivas” de la investigadora Patricia Martínez Lanz, realizado a 200 internos de un centro de readaptación social en el Estado de México revela que 55% de los participantes presentó niveles altos de violencia intrafamiliar, 24.9% niveles severos y 19.8% niveles bajos. En el caso de los acusados por el delito de homicidio 72% de los internos, vivieron violencia familiar severa.
Otros factores de riesgo son la marginalidad, deficiencia en la educación, pobreza, ambiente familiar inadecuado o perturbado y las adicciones, que juntos son la fórmula perfecta para destruir el futuro de un niño. En pocas palabras seguimos atacando el cáncer en lugar de prevenirlo.
