Escuché con atención el cuarto informe de gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador y me queda claro que hay dos Méxicos diferentes, uno el que él ve desde el Palacio Nacional o el que le cuentan sus colaboradores y otro el que vemos la gran mayoría de los mexicanos.
Al final de su mensaje enlistó una serie de hechos del México que él ve entre los que mencionó que “se acabaron los privilegios fiscales” lo cual pareciera ser un hecho, el tema es que no se acabaron los privilegios para algunos empresarios que de inmediato se alinearon al gobierno en turno y al final obtuvieron jugosos contratos dado el esquema de asignación directa implementado en casi todas compras del gobierno federal, dirían en el rancho “unas por otras”
Destacó que “ya no hay corrupción” pese a la serie de video escándalos en los que se ha dejado de manifiesto que personas allegadas al presidente, familiares y funcionarios de su gabinete han caído en prácticas poco ortodoxas en lo referente al manejo de recursos que han ido a parar si no a sus bolsillos a las cuentas del partido en el poder.
“México recupera su imagen en el mundo”, pero no podemos olvidar los señalamientos hechos por el parlamento europeo al que en una vergonzosa respuesta se les llamó borregos del sistema por decir lo menos y sin duda quien ha entrado al quite para limpiar el desastre en cuanto a la política exterior es el secretario Marcelo Ebrard.
En efecto y como lo dijo el presidente “Hemos reducido la incidencia delictiva” lo que no significa la vasta actividad del crimen organizado que sigue sembrando el terror en nuestro país con una alta incidencia de homicidios y actos violentos, no podemos dejar de mencionar las ocasiones en las que se ha impuesto a las autoridades y aquella liberación de un presunto cabecilla del cártel con origen sinaloense que dejó perplejo a más de uno.
Hay “pocas manifestaciones de protesta” sí pero porque su seguidores están apaciguados, aquellos que al menor atisbo del líder salían a las calles a bloquear el paso y a hacer desmanes, hay “libertad de expresión y derecho a disentir” pero en su periodo más periodistas han sido asesinados.
Son dos Méxicos, sin duda, uno el del imaginario de la 4T y otro el que vivimos todos los días.
Miguel Ángel Puértolas