Haciendo un recuento de lo vivido en el 2019, y viendo en perspectiva, no existe una clara intención de que en México vayan a cambiar las cosas, los pillos son absueltos y solo a quienes se considera enemigos del sistema o un estorbo para los propósitos de la 4 T son quienes están en la mira de la autoridad.
La política económica es la misma, salvo por algunos pequeños ajustes que resultan un maquillaje, no se ve que el país logre alcanzar el soñado crecimiento del 4 por ciento, la política social se mantiene en el asistencialismo absoluto y el dinero repartido sin ton ni son, será la tendencia que se siga al menos por los cinco años restantes.
Ni qué decir de la inseguridad, irá de mal en peor, mi deseo constante es que mejore pero mientras se sigan haciendo las cosas como siempre, esto no va a mejorar, y me refiero a “como siempre” al no existir una estrategia integral que termine por dar al traste con la actividad criminal, sin centrarse solo en la erradicación de los presuntos delincuentes de la calle, o solo en programas que pretenden sacar de la pobreza a los jóvenes pensando que ese es el camino que los alejará de la ruta del crimen.
Lamentablemente la ruta trazada durante el primer año de gobierno se mantendrá, así que no podemos esperar una transformación del país, no al menos como hubiéramos querido, pues el colmo de la desfachatez es ver a quienes deberían estar sentados en el banquillo de los acusados disfrutando de vacaciones onerosas, exonerados de presuntas irregularidades y mostrándose con cero pudor ante las cámaras departiendo barbacoas con el poder.
Y por otro lado, salidas decorosas por la puerta de atrás a ministros que terminan con pensiones de lujo pese a ser sospechosos de actividades ilícitas, mientras la cifra de pobres sigue en 50 millones de mexicanos con escasa tendencia a descender en número.
No pretendo ser pesimista, pero nada nos ha llevado al camino de la certidumbre, las dudas siguen siendo muchas y lamento decir que veo un 2020, sino peor que el año que se fue, cuando menos con pocos cambios positivos para México, si seguimos sembrando lo mismo no esperemos otra cosa… como diría el poeta, cuando planté rosales coseché siempre rosas, lástima que estos no carecen de espinas.
