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Duelo y salvación en "Las Olas"

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  • Maximiliano Torres

Una mirada innovadora a la temática de la desintegración familiar es lo que encontramos en Las Olas, el tercer largometraje del norteamericano Trey Edward Shults.

Situada en el sur de Florida, Las Olas registra el viaje emocional de una familia afroamericana de los suburbios, marcada por las decisiones de vida que toman sus dos hijos adolescentes.

Estructurada en dos partes, la trama comienza presentándonos a sus personajes a través de Tyler (Kelvin Harrison), quien divide su tiempo entre su novia Alexis (Alexa Demie), las clases y el equipo del lucha de su escuela. En su día a día se nota un distanciamiento de su familia. Esta renuencia a convivir con sus padres y hermana parece la conducta de una fase adolescente común. La verdad es mucho más complicada. Se debe a la presión que Ronald (Sterling K. Brown), su bien intencionado aunque dominante padre, ejerce sobre Tyler al exigirle un rendimiento máximo como estudiante y atleta. En un segundo plano de esta situación doméstica vemos en un rol pasivo a Emily (Taylor Russell), la hermana menor de Tyler a la que nadie parece prestarle atención. Con esta información, Shults nos previene de una tragedia que está en curso. La segunda parte de la historia expone los estragos emocionales de este evento en la familia. Sobre todo, el relato concierne a Emily, mostrándonos cómo las experiencias del pasado influyen en su relación con su novio Luke (Lucas Hedges).

El guión, también autoría de Shults, es efectivo al colocarnos en diferentes puntos de vista, planteando un conflicto familiar desde la perspectiva de cada integrante. Particularmente, es efectivo en contrastar la experiencia de crecer como hijo primogénito y la de crecer como hija menor en una familia afroamericana. Esta carga melodramática es traducida por Shults a un idioma audiovisual joven y efervescente. Para transmitirnos el ímpetu juvenil de su protagonista, en las primeras escenas la cámara gira sobre su eje, capturando con una fotografía vibrante los paisajes del sur de Florida. En este visión, la música es crucial. En parte, por la banda sonora original compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross y, en parte, gracias a la acertada supervisión musical de Randall Poster, que aporta canciones que encapsulan el bagaje emocional de una generación (Frank Ocean, Kayne West, Tyler, The Creator, Amy Winehouse, Animal Collective.)

Los protagonistas de Las Olas están a la altura de su guión y conceptualización. Kelvin Harrison entrega un retrato puro de masculinidad frágil, en tanto que Taylor Russell se abre paso, delicadamente, como la improbable heroína de esta historia.

Es probable que las dos mitades se sientan como diferentes películas, pero ese contraste de tonos entre las experiencias de Tyler y de Emily es fundamental en la dicotomía entre trauma y recuperación emocional, entre perspectivas masculina y femenina que enaltece el mensaje de este drama. Junto a Moonlight, de Barry Jenkins, Las Olas es ejemplo de un nuevo cine que brinda a los afroamericanos los matices que la ficción contemporánea les había negado por largo tiempo: introspección, intimidad, redención.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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