Un personaje clave en el equipo de Obrador dijo adiós, Carlos Urzua, un hombre que parecía ser de toda la confianza del presidente, un personaje que mantenía tranquilos a los organismos financieros nacionales e internacionales, un experto en las finanzas públicas, con un liderazgo y una presencia a todas luces en el equipo de Obrador.
Urzua dijo a dios con una carta de renuncia que preocupa a quienes la leímos, nos alarma el trasfondo de la carta cuando el ex-secretario de Hacienda señala: …en esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento. Lo anterior significa que Urzua había aceptado que se impusieran medidas de política pública con las cuales él no estaba de acuerdo, y si bien, siempre hay discrepancias entre los funcionarios del gobierno, también es cierto, por lo que deja ver la carta, que las discrepancias llegaron a tal nivel que la renuncia era una muerte anunciada.
En otra parte del documento señala: estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o izquierda. Sin embargo, durante mi gestión las convicciones anteriores no encontraron eco. Lo anterior es una muestra fehaciente de que el presidente no tenía oídos para el secretario de Hacienda, frente a ello no queda más que la renuncia.
Urzua señala: Aunado a ello, me resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés. Lo anterior, según la carta, muestra que Obrador tiene ángeles y diablitos que le hablan detrás del oído.